Estudios médicos «pseudocientíficos» y más detalles sobre el «tráfico de recetas»

Durante las últimas semanas he publicado varias informaciones sobre cómo la industria farmacéutica utiliza un marketing de dudosa ética y legalidad para presionar a muchos médicos e intentar que estos acepten sus productos (pueden ustedes bucar en el blog por la etiqueta Marketing farmacéutico). La gravedad de lo que está pasando es difícil de medir porque numerosos médicos no sólo reciben regalos más o menos importantes de las compañías farmacéuticas -como tantas veces se ha documentado y publicado- sino que también son remunerados por estudios pseudocientíficos. Así lo ha denunciado, por ejemplo, la Asociación de Agentes de Propaganda Médica de Argentina (AAPM) cuyos miembros facilitan a las multinacionales farmacéuticas información sobre los hábitos de consumo de medicamentos por parte de los ciudadanos.

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En una dura información publicada por el diario argentino Página 12 esta organización de trabajadores relacionados con la industria farmacéutica -preocupados por la ética en su trabajo y el abismo de corrupción al que se ven abocados en muchos casos-, ofrece detalles, nombres y apellidos de médicos y empresas que trafican con recetas. Un responsable de la misma explicaba en ese diario cómo se realizan las gestiones:

Mire, doctor, tenemos este producto nuevo, aprobado por la FDA [Agencia estadounidense de medicamentos] y nos interesa que usted haga una evaluación con sus pacientes’. Y a continuación se le entrega al médico una hoja de evaluación. Por supuesto, todos saben perfectamente que eso no es un verdadero estudio clínico; los estudios clínicos deben estar aprobados por la ANMAT [Agencia de medicamentos de Argentina], ser gratuitos y seguir determinados procedimientos (…) ‘Y como esto implica mayor trabajo para usted, doctor, estimamos que le corresponden 50 pesos por la visita de cada paciente (…)’ Aunque en realidad esos recursos indirectos ya no se usan mucho; últimamente se hacen las cosas mucho más guarangas (obscenas)”.

La denuncia de la AAPM no escatima datos:

El laboratorio Casasco, junto con un producto, estuvo entregando al médico unas tarjetitas para raspadita, con premios. El laboratorio Syncro (hoy absorbido por Ivax), sorteaba un auto entre cien números que se otorgaban de este modo: si el médico prescribía un tratamiento recibía un número; si prescribía dos, dos números; con diez prescripciones obtenía diez de los cien números; y así sucesivamente”, explicaría el representante de los agentes de propaganda médica.

Añadiría además otros datos reveladores:

El doctor Federico Pavlovsky describió perfectamente lo que pasa [se refiere a una información publicada con anterioridad por el mismo diario]. ¿Y cómo controlar si el médico cumple en prescribir aquello por lo que se le paga? Los laboratorios hacen auditorías a partir de la información que compran de forma ilegítima. Las obras sociales, PAMI (Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados) y IOMA (Instituto de Obra Médico Asistencial) tienen convenios con administradoras de fármacos por las cuales la información se vuelca en planillas donde se incluyen datos confidenciales como los nombres y diagnósticos de los pacientes. Todo eso termina en poder de los laboratorios que lo usan para armar estrategias y para auditar el cumplimiento de los médicos”.

Más info: Traficantes de salud: Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad.