Aprobado un registro de lobbies en la Unión Europea

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La Comisión Europea, órgano rector del Gobierno de la Unión Europea, ha creado esta semana un Registro de Grupos de Interés, de lobbies. Es una de las medidas por la transparencia que venían debatiéndose en el Parlamento Europeo durante los últimos meses.

 

 

La industria nuclear europea no ha perdido tiempo para aprovechar esta nueva oportunidad que se les presenta a las grandes compañías para lavar su imagen. A partir de ahora hacer lobby, presionar a los políticos europeos para que legislen a su favor e irremediablemente esto significa en muchos casos, contra los intereses de los ciudadanos, estará regulado y por lo tanto será bien visto.

FORATOM, la asociación que representa a la industria nuclear europea, ha sido la primera en inscribirse: «las entidades que llevan a cabo actividades de influencia en los procesos de elaboración de políticas y de toma de decisiones de las instituciones europeas, están invitadas a registrarse y aceptar el Código de Conducta de la Comisión Europea. La industria nuclear muestra su apoyo a esta iniciativa que marca un antes y un después para las entidades dedicadas a hacer lobby en las instituciones europeas», indica en una nota muy elocuente este lobby.

 

 

Lleva toda la razón FORATOM, si hasta ahora actuar como gobiernos en la sombra que dirigen las políticas europeas que afectan a todos los ciudadanos era una actividad «mal vista» por la ciudadanía, esta iniciativa pese a que supone un avance en cuanto a información de quiénes son los lobbies que actúan en Europa, de alguna manera legitima la actividad. El Foro de la Industria Nuclear Española, como parte de FORATOM, ha aplaudido esta medida que invita a «trabajar dentro de un esquema transparente y público». Veremos si en la realidad la ciudadanía podrá enterarse de qué se cocina en la trastienda de las instituciones europeas pues lo cierto es que industrias como la química, la de los alimentos transgénicos, la farmacéutica o la nuclear, entre otras, ponen en riesgo la salud y el medio ambiente de los europeos gracias a normas aprobadas tras la realización de lobby. 

Mucho se ha escrito en los últimos años sobre el deterioro democrático que significa la presión corporativa de los lobbies industriales. ¿Será este registro parte de la solución? De momento, el registro es completamente voluntario, aunque las organizaciones inscritas deben comunicar su identidad, sus objetivos y los ámbitos de interés que representan. También deben indicar sus fuentes de financiación, para dejar claro quién está detrás de sus actividades de presión. Toda esta información se hará pública. Este registro afecta sólo a la Comisón Europea y más adelante se pretende incluir al Parlamento Europeo y al Consejo de Ministros, los otros dos órganos decisivos de la UE (aunque el que más cuenta es la Comisión).

 

 

De momento el registro cuenta con 79 lobbies y funcionará de manera experimental durante un año. Algunos lobbies registrados sobre temas que se tatan en esta web son: tecnología RFID, Plataforma por la Libre apertura de Farmacias, Pharmaceutical Group of the European Union o Telefónica

Un tema importante a tener en cuenta es la financiación de los partidos políticos. En Europa es muy oscura y en España no sabemos a ciencia cierta quién mantiene económicamente a los grupos. Este es el problema pues aunque algún día, de modo casi utópico, se consiguiera una rigurosa transparencia de los lobbies que actúan en la UE, de nada serviría si esos lobbies registrados trabajan con políticos financiados en parte por los grupos empresariales para los que trabajan.

En Estados Unidos sabemos, gracias a la Ley de Libertad de Información, qué empresas y con cuánto dinero financian las campañas de los partidos Demócrata y Republicano, y en la práctica esto no sirve para nada. Como he demostrado en el capítulo El lobby farmacéutico entra en política de mi libro Traficantes de salud, a la hora de la verdad el partido saliente beneficia con sus decisiones y leyes a las empresas que financian su campaña. Bed times for democracy, que titularían uno de sus discos los Dead Kennedys.

Estudios que venden medicamentos. La canción Lyrica

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El Estudio Multicentro alemán sobre Sensibilidad Química Múltiple, sobre el que tratamos hace unos días, fue financiado por el BMU, el Ministerio de Medioambiente, Naturaleza y Seguridad Nuclear del gobierno alemán. Como explican algunos analistas, esta institución estuvo interesada durante años en que la legislación REACH, destinada a regular los productos químicos tóxicos y ya en vigor, fuera suavizada para no molestar a la poderosa industria química alemana.

Detalles aparte, algunos expertos en el estudio y tratamiento del Síndrome Químico Múltiple (SQM) y las dolencias generalmente asociadas a este, como fibromialgia y/o Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), se están pronunciando sobre dicho estudio y su conclusión de que quienes padecen SQM son una especie de personas enloquecidas y cuentistas. El doctor Martin Pall, profesor de Bioquímica y Ciencias Médicas Básicas en la Universidad Washington State ha afirmado que «como científico, no puedo evaluar la ciencia sin tener acceso a la información detallada y en este trabajo casi no hay información disponible».

Pall también considera «un sesgo inaceptable» dejar de citar en el estudio alemán otros trabajos científicos importantes (Schnakenberg et al, McKeown-Eyssen et al o Haley et al, en concreto). Este científico es uno de los impulsores de la teoría de que diversos estresores de nuestro organismo pueden incrementar el nivel de un compuesto químico llamado óxido nítrico en el cuerpo. Por ello propone que el óxido nítrico probablemente tenga un papel en el comienzo de una enfermedad crónica, lo que desmiente que esta enfermedad sea psicológica.

Para Pablo Arnold, uno de los médicos que más años lleva tratando en nuestro país estas enfermedades «la mente y el cuerpo -entendido como materia- se mueven de modo inseparable. La separación de lo uno y lo otro propuesta por Descartes es –o debería haber sido exclusivamente- una herramienta para poder estudiar de distintos modos un fenómeno que es simultáneo, solidario, indisoluble. Pero los intereses –respondiendo a la gama de poderes que van desde lo mediocre de un feudo hasta aquellos transnacionales- utilizan esta herramienta del conocimiento para decretar artificialmente la fragmentación de la realidad y sacar provecho de ello. La malicia es doble: por un lado separar lo inseparable; por el otro, saber que eso se deslizará lentamente en algo muy cercano a la nada o en el mejor de los casos, algo cercano a nada que permitirá millonarias ventas de psicotrópicos».

Arnold afirma que existen «miles de estudios muy bien realizados como los de kindling, los estudios de psico-neuro-inmunología, los relacionados con los mecanismos de detoxificación o sobre la bioquímica de los procesos celulares relacionados con la energía y otros, todos con una alta correlación con lo que vemos en la clínica, que profundizan el aspecto material de este binomio mente-cuerpo que, insisto, es inseparable».

Entretanto, algunos laboratorios continúan con su campaña de seducción de pacientes d estas enfermedades y de promoción encubierta de sus preparados farmacológicos. Pfizer, la multinacional farmacéutica que más factura en todo el mundo, ha publicado hace unos días junto con la Red Europea de Asociaciones de Fibromialgia (ENFA), una coalición de organizaciones de defensa del paciente de fibromialgia, una encuesta mundial sobre el impacto económico de esta enfermedad. Está en juego el fibromercado para Lyrica.

El trabajo concluye que los médicos tardan mucho en diagnosticar la fibromialgia y que desconfian de su diagnóstico, entre otros motivos porque no tienen suficiente formación sobre esta dolencia. Explica que la misma supone una enorme carga económica para sus víctimas. En suma, un trabajo a escala internacional que sirve para presionar a médicos y políticos para que se avance en el diagnóstico de la fibromialgia. 

Lyrica (pregabalina) es el medicamento «sucesor» de Neurontin (gabapentina). En Traficantes de salud llamo al Neurontin una «fórmula curalotodo». Les explico con material en parte obtenido literalmente del libro: «Uno de los problemas de las fusiones empresariales es que los compradores acarrean los problemas creados por la compañía adquirida; sin saberlo o asumiendo esas irregularidades. Pfizer heredó los litigios del laboratorio Warner-Lambert tras la compra del mismo en el año 2.000. Un ex empleado de esta última firma, el doctor David Franklin, denunció a Pfizer por comercializar su fármaco Neurontin para más de una docena de patologías para las que no obtuvo licencia».  

El Gobierno estadounidense pagó muchos millones de dólares por Neurontin como resultado de la propaganda fraudulenta que se hizo de este producto. En su descarga, la multinacional alegó que los hechos ocurrieron antes de comprar Warner-Lambert. Eso sí, Pfizer vendió 2.300 millones de dólares de Neurontin entre tira y afloja, según la misma información. 

«La gabapentina, principio activo del citado medicamento, fue aprobada por la FDA [la agencia de medicamentos estadounidense] para el tratamiento de convulsiones pero Pfizer promocionó Neurontin para patologías maniacodepresivas, el trastorno de la atención o las migrañas. El productor del componente básico fue Parke-Davis, subsidiaria de Warner-Lambert. Esta empresa creó una lista de médicos que podían recomendar el uso de gabapentina en teleconferencias, cenas, reuniones de consultores o seminarios educacionales. Estos recibieron entre 250 y 3.000 $ por evento. Algunos médicos ganaban más de 10.000 $ anuales a través de estos arreglos». Este caso demuestra que hay médicos que se prestan a recetar fármacos sin que la autoridad sanitaria correspondiente los haya aprobado para ese uso.

Otra estrategia de Parke-Davis para promocionar Neurontin para dolencias no indicadas fue recurrir a las publicaciones científicas con artículos laudatorios firmados por investigadores independientes a sueldo de la empresa. La compañía consiguió publicar muchos artículos. Pfizer ha sido multada con 430 millones de dólares (353.100.000 €) por utilizar información falsa y/o manipulada sobre Neurontin y promocionarlo para indicaciones no demostradas y no permitidas por la FDA. Esto mismo también ha sucedido en España. 

Varias conclusiones. Una: Lyrica, un anticonvulsionante, sucede a Neurontin, otro anticonvulsionante. Este último fue promocionado por la marca estadounidense para tratar a maniacodepresivos/as. Luego no deja de ser paradójico que Lyrica se utilice para tratar la fibromialgia como si esta fuera una enfermedad psicológica, algo que habíamos quedado que las pacientes de fibromialgia, y/o SQM y/o SFC se niegan a admitir.

Otra conclusión: este estudio financiado por Pfizer forma parte de una estrategia promocional para vender Lyrica. A la compañía le interesan los pacientes de fibromialgia conceptualizados como enfermos psicológicos y poder así administrarles Lyrica, como ya se hizo con Neurontin. Con este último medicamento la empresa «incentivó» a los médicos para que los recetaran. ¿Qué significa que esta encuesta sufragada por Pfizer concluya que los médicos no están bien formados para diagnosticar fibromialgia? ¿Que el laboratorio está presionando para ser él quien los «forme»? 

Locas por estar contaminadas con químicos

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Los ánimos de las muchas personas afectadas por el Síndrome Químico Múltiple (SQM), en su mayoría mujeres, está desde ayer, si cabe, más soliviantado. Son pocos los trabajos científicos que se publican en castellano sobre esta enfermedad producidos por los miles de contaminantes químicos ambientales con los que convivimos. Pero ayer se estrenó en este idioma un estudio: The German Multicentre Study on Multiple Chemical Sensitivity (eis-germanmulticentrestudymcs-2008)-El estudio Multicentro alemán sobre Sensibilidad Química Múltiple (estudio-multicentro-aleman-sobre-sqm1).

Resulta al menos curioso que este trabajo, ya digo, de los pocos a los que pueden accederse en nuestro idioma, se «presente en sociedad» en plena efervescencia mediática por la vuelta de Elvira Roda, la enferma de SQM tratada en Dallas, a nuestro país. Se da la circunstancia también que muchas personas que padecen SQM son enfermas de fibromialgia y/o del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), las tres, dolencias relacionadas con la convivencia cotidiana con productos químicos tóxicos, diseminados estos en cualquier ámbito. Hace unos meses en este blog tratamos el tema del medicamento Lyrica, de Pfizer, para la fibromialgia.  Ahora la multinacional farmacéutica Eli Lilly informa que la FDA -la agencia de medicamentos estadounidense- ha aprobado su antidepresivo Cymbalta para tratar a las personas enfermas de fibromialgia.

Volviendo a la indignación de las pacientes de estas neo enfermedades o enfermedades ambientales, el citado estudio alemán concluye que las afectadas por el SQM tienen problemas psquiátricos más que otra cosa. «Los diagnósticos psiquiátricos estandarizados (…) demostraron que los pacientes en general, y el subgrupo con SQM en particular sufrían más a menudo de desordenes mentales comparados con una muestra comparables en edad y sexo de la población general y que en la mayoría de pacientes estos desórdenes empezaron muchos años antes de las quejas de salud relacionadas con el entorno». Traducido al lenguaje coloquial: los enfermos de SQM son más bien personas con antecedentes de problemas mentales que ya tenían esos problemas antes de comenzar a quejarse de las posibles afecciones que les causa vivir en medio ambientes contaminados.

El trabajo diferencia lo psicológico de lo orgánico, línea de trabajo que difiere de la de numerosos profesionales que tratan el SQM como un todo, con una fuerte base orgánica: «Nuestros resultados no apoyan la presunción de una base toxicogénica-somática del fenómeno SQM. Al contrario, se encontraron numerosos indicadores para la relevancia de acentuaciones conductuales, alteraciones psíquicas o deterioros psicosomáticos en el grupo de pacientes externos con una enfermedad ambiental subjetiva».

Ya ven, la SQM, concluye este estudio, no es orgánica y se duda incluso que exista como enfermedad ambiental. A la espera de que profesionales médicos especializados lo analicen punto por punto para los lectores de esta web, entre otros, las reacciones entre las personas afectadas por SQM; SFC o fibromialgia no se han hecho esperar. «Se nos trata de enfermos psiquiátricos», opinan desde una asociación de enfermos de fibromialgia. En Canadá varios expertos en estos síndromes analizan el trabajo alemán pues no lo conocían y hay personas que ya lo califican de «chapucero». Una investigadora para el gobierno canadiense indica: «Yo diría que el análisis de las SQM en este estudio es muy limitado y más bien una opinión. ¿Qué son sustancias de control? ¿la selección de los pacientes es rigurosa? ¿y los controles? ¿qué tipo de clínicas eran estas? ¿quién va a estas clínicas?». Otra mujer canadiense, escritora, periodista y especialista en SQM, entre otros motivos por padecerlo, se manifiesta en la misma línea.

¿A quién interesa catalogar como enfermos mentales a las personas que sufren fibromialgia, SQM o SFC? A los gobiernos no les interesa reconocer que hay millones de personas enfermas (y más que va a haber) por vivir en una sociedad del «bienestar» como la nuestra. Esto implica reconocer el fracaso del modelo económico social, un modelo que enriquece a los productores de sustancias químicas tóxicas y que enferma a todos. Pero también implicaría un gasto sanitario enorme pues son muchas las víctimas, con afecciones multisistémicas, y de difícil e individualizado tratamiento.

Las industrias relacionadas con dicha producción y comercialización de productos que pueden resultar nocivos (la lista es interminable y convivimos con ellos a diario) es obvio que salen beneficiadas porque se concluya que estas personas son locas, histéricas o vagas que buscan una excusa para no tener que ir a trabajar: vasito de agua, pastillita y a no molestar, es el remedio propuesto, por lo general.

Hay otros beneficiarios, las empresas farmacéuticas que coloquen en el mercado antidepresivos como Cymbalta y demás medicamentos para enfermedades crónicas, que no curan -sólo esconden los síntomas- y por lo tanto hay que consumirlos siempre. Ojo a esto porque como escribió en este mismo blog una especialista en estos temas que ya he citado sobre el fármaco Lyrica: «También hay que tener en cuenta que muchas personas con fibromialgia tienen sensibilidades químicas lo cual limita qué y cuánta medicación se puede recetar. El uso de la Lyrica tiene que estar integrado en un asesoramiento ambiental (químicos, dieta, etc) de la vida del paciente».

Un último apunte. Como cuento en Traficantes de salud, Cymbalta, además, es peligroso. La FDA cambió en 2005 su ficha técnica con motivo de los casos de Hepatitis notificados.

La resurrección de una terapia cancerígena

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Publica el diario El Correo Vasco que en el reciente congreso internacional de menopausia que ha tenido lugar en Madrid, en el que se han reunido innumerables expertos en la materia, se ha abierto la veda de la «caza» de la mujer con menopausia con la otrora denostada Terapia Hormonal Sustitutiva (o Sustitutoria, THS). La tristemente famosa terapia -consistente en estrógenos y progestágenos a dosis individuales para cada caso- ya no es tan mala, según indica este rotativo que se ha concluido en la mencionada reunión. Habrá polémica, claro, porque no es fácil entender que un tratamiento que se ha publicado en numerosas ocasiones que tras más de cinco años de uso puede causar cáncer de mama y ahora que su uso es bastante limitado vuelva a apoyarse desde la comunidad médica.

 

No deja de ser curioso que la neo promoción de la THS tras años de cuestionamiento coincida con que otro medicamento para tratar esa «no enfermedad» que es la menopausia, el Agreal del laboratorio Sanofi Aventis, acabe de ser retirado de Brasil y Uruguay. Hace unos meses se hizo lo mismo en Argentina y Colombia. En 2005 se prohibió su comercialización en toda Europa. De modo que un fármaco peligroso que en sólo en España ha provocado unas 4.000 demandas judiciales de mujeres a las que ha destrozado su sistema nervioso y las ha dejado marcadas psíquicamente, todavía se vende en numerosos países de América del Sur y del mundo.

Esto nos indica que el mercado de los tratamientos para la menopausia está en crisis y con él la salud de muchas mujeres que han tomado o toman los citados remedios. Los laboratorios no consiguen que las mujeres acudan a la THS todo lo que querrían. Hace un par de meses, cuando se ultimaban los preparativos de ese congreso sobre menopausia entrevisté para el semanario La Clave a su presidente, el doctor Santiago Palacios, que es director del Instituto Palacios de Salud y Medicina de la Mujer y presidente de la Fundación Europea Mujer y Salud. Mucho se ha escrito sobre la menopausia como una «enfermedad inventada» por los intereses económicos que la rodean. El período en la vida de la mujer en que finaliza la menstruación, la menopausia, no es una enfermedad pero se medica como si de ello se tratara y congresos como el mencionado están destinados a promover la medicalización de ciertas situaciones de la vida que presentan incomodidades. Yo le pregunté a Palacios por todo ello.

 

Este médico no cree que estemos asistiendo a la medicalización de la mujer: “Mi opinión es totalmente contraria a la existencia de la llamada medicalización de la mujer. Es más, creo que la manera de ser de muchas mujeres impide que completen sus tratamientos farmacológicos para la osteoporosis, la hipertensión o el colesterol alto. Cuesta convencer a muchas mujeres para tomen fármacos para estas dolencias. Por ello, podemos afirmar que no existe medicalización, todo lo contrario, necesitarían medicarse más. Tratamientos para lo que he citado tienen un éxito por debajo del 50%”, argumenta.

Palacios quiere más mujeres medicadas; él tiene una de las clínicas sobre salud de la mujer más conocidas de nuestro país. Y un foro sobre ginecología, menopausia, sexualidad femenina en el que él no esté sencillamente no existe. Menopausia, disfunciones sexuales femeninas, osteoporosis, colesterol alto, hipertensión, son cuestionadas como «enfermedades fabricadas» por los laboratorios. Son factores de riesgo, procesos naturales o síntomas producidos por nuestro estilo de vida que están siendo diagnosticados como enfermedad para vender más medicamentos.

 

¿Existen las “no enfermedades” o “enfermedades inventadas”?, le pregunté a Palacios: “Hay que distinguir entre lo que es una verdadera enfermedad o un simple factor de riesgo pero para mí cuando la hipertensión conduce a un ictus o la osteoporosis a una fractura sí considero que hay enfermedad y hay que dar una tratamiento preventivo que reduzca ese riesgo. ¿Sofocos en la mujer por la menopausia? Si esto afecta a su calidad de vida hay que tratarlo con medicamentos”, contestó él.

También le pregunté por las dos terapias relacionadas con la menopausia más criticadas, el fármaco Agreal y la Terapia Hormonal Sustitutoria: «No estoy de acuerdo con recetar Agreal, debió ser retirado antes de cuando se hizo [como he comentado en América del Sur continúa recetándose]. Para nada debió usarse para terapia menopáusica. La THS es eficaz pero debe administrarse la menor dosis posible durante el menor tiempo posible, tres años como mucho. Es cierto que se ha comprobado que tras ser consumido durante más de cinco años puede producir cáncer de mama cuando el preparado de THS lleva progesterona”.

 

 

 

Muchos laboratorios promocionan la menopausia como sinónimo de envejecimiento. La Asociación Profesional de Ginecólogos de la Baja Sajonia (Alemania) ha afirmado que “la menopausia es una enfermedad”. Muchos médicos y empresas farmacéuticas han conseguido que millones de mujeres tomen estrógenos para “tratarla” aunque, según el libro Los inventores de enfermedades, de Jörg Blech, “siguen sin existir pruebas científicas sobre la utilidad de estos preparados hormonales”.

Por su parte, el doctor Santiago Palacios opina que “todos aquellos inconvenientes que afecten a la calidad de vida de las mujeres, como los sofocos de la menopausia, yo creo que sí pueden tratarse con medicamentos ¿por qué no?”.

Cambia la cúpula de Asebio, el lobby genetista en el gobierno

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El principal lobby biotecnológico español, la Asociación Española de Bioempresas (Asebio), ya tiene nuevo presidente en la figura de José María Fernández Sousa, máximo responsable del laboratorio farmacéutico Zeltia. Como recordarán, Asebio dispone de su anterior presidenta, Cristina Garmendia, como ministra de Ciencia e Innovación del actual gabinete, tras la creación de dicho ministerio por el presidente del gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero. En el entreacto ha ocupado el cargo de Asebio Regina Revilla, responsable de Relaciones Institucionales en España del laboratorio Merck y antigua directora general de Farmacia. 

 

 

Revilla, según Rafael Chacón, productor del medicamento Bio-Bac (que fue retirado tras una polémica operación policial dirigida por el Ministerio de Sanidad hace cinco años y medio y cuyo juicio aún se encuentra en diligencias previas) fue la protagonista del último intento de adquirir la licencia de Bio-Bac por parte de Merck. Ocurrió poco antes de desarrollarse la Operación Brujo, como se denominó al operativo policial que actuó contra los productores del citado fármaco. Quien telefoneó a Chacón fue Regina Revilla: “Merck volvió a realizar la misma oferta que en una anterior ocasión y que ya el laboratorio Abelló había hecho con anterioridad. Por tercera vez fue rechazada nuestra petición de mantener el producto a un precio razonable si se lo vendíamos”, nos comenta Rafael Chacón.

“Estoy convencido de que entre Fernando García Alonso (por entonces director de la Agencia Española de Medicamentos y Regina Revilla prepararon la campaña de acoso y derribo de Bio-Bac. Se conocen desde hace mucho tiempo pues han coincidido en su trabajo en la Administración. Revilla quería, en nombre de Merck evitar a un competidor. Alonso fue su enlace en la institución con más posibilidades de anularlo, la Agencia Española de Medicamentos. Él inició la denuncia contra Bio-Bac en vez proceder por la vía administrativa, como siempre se hace en estos casos”, explica Rafael Chacón, que ha asegurado que las pruebas las presentará en el juicio cuando se celebre. Si es que se celebra, añadiría yo. 

 

 

Esto lo cuento en mi libro Traficantes de salud para el que antes de cerrarlo, en diversas ocasiones nos pusimos en contacto con Regina Revilla para recoger su testimonio pero no nos contestó. Si hay juicio algún día seguramente Revilla tenga que ir a declarar. 

Como ya lo ha hecho en un juzgado de Madrid, que hace unos meses tomó declaración a la antigua directora general de Farmacia y cuyas diligencias siguen adelante (pese a que a la jueza del asunto la patata parece que le quema en las manos). El motivo es la querella interpuesta por los padres de dos hermanos hemofílicos fallecidos por la contaminación de su sangre con el virus de la Hepatitis C. En la década de los años ochenta y hasta mediados de los noventa al menos 1.600 personas murieron al ser infectadas por el virus de la hepatitis C tras utilizar hemoderivados fabricados con plasma sanguíneo contaminado. La Administración lo sabía y lo permitió, según reconoce ahora Regina Revilla. 

José Miguel Ayllón, abogado de los padres denunciantes (que han tardado diez años en poder ver cómo se tramita el caso en los tribunales de justicia), indica que lo sucedido sólo fue posible “porque Regina Revilla no obligó a retirar del mercado todos los hemoderivados y preparados que no habían sido controlados y desactivados mediante técnicas de calor a pesar de que así lo requería la Ley”. Documentos a los que he accedido demuestran que las autoridades españolas fueron advertidas por la Embajada de Canadá de la entrada en nuestro país de plasma contaminado producido a sabiendas por ciertos laboratorios. 

 

 

En su declaración ante la jueza Regina Revilla intentaría justificarse diciendo que como en Europa había en esa época déficit de plasma sanguíneo para fabricar hemoderivados este se obtenía importándolo de Estados Unidos (ver más info). 

Como les contaba, Revilla sólo ha ocupado el cargo de presidenta de Asebio unos meses para sustituir a la anterior presidenta y ex empresaria la ministra Garmendia. Fernández Sousa ha trabajado en multitud de laboratorios y desde 1985 es presidente del Consejo de Administración de Zeltia. Un año después fundó PharmaMar, una compañía de biotecnología líder en el descubrimiento y desarrollo de fármacos de origen marino. En 1990 fundó Genomita, empresa de biotecnología dedicada al análisis de ADN con aplicaciones de diagnóstico y en el año 2000 Neuropharma, bio-farmacéutica centrada en la investigación y desarrollo de fármacos para el tratamiento y prevención de enfermedades del sistema nervioso. De todas ellas es presidente, igual que de Sylentis, como informa PRSalud. Los presidentes de Asebio son personas poderosas en el ámbito de la industria genetista, ya sea de la farmacéutica o de la de los alimentos transgénicos.

Lola en el recuerdo: Un dolor químico tóxico

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Conocí a Lola en la primavera del año 2004, en Barcelona. Habíamos hablado multitud de veces por teléfono pero todavía no nos habíamos visto. Yo estaba investigando sobre los efectos en la salud de las personas de los productos químicos tóxicos, casi 104.000 sustancias químicas peligrosas que hay liberadas en el medio ambiente para el que luego sería nuestro documental Carga tóxica. Localicé a varias personas afectadas. Lola destacó enseguida por ser muy activa, estaba encantada de participiar en nuestro documental, quería contar su caso para que no volviera ha ocurrir nada parecido.

 

 

Lola se ganaba la vida en el servicio de limpieza de un hotel de lujo barcelonés que fumigó con productos químicos tóxicos las habitaciones, práctica regular en este tipo de establecimientos. Ocurrió en marzo de 1999 cuando habitaciones y pasillos fueron desinfectados con una mezcla de, al menos, 15 productos, entre los que se detectaron organosfosforados y organoclorados, piretroides, diazinon, butóxido de piperonilo, permetrina, tetrametina o ciflutrin.

«No nos avisaron cuándo se podía entrar a trabajar y comenzamos la jornada laboral antes que se cumpliera el plazo de 48 horas que marca la ley. Al empezar el turno observamos una neblina grisácea, supuestamente tóxica. El aire acondicionado estaba tapado y no había ventilación», me explicaría Lola ya en vivo y en directo en Barcelona. Por ello estaba de baja permanente en el trabajo. En su vida cotidiana no podía utilizar los típicos productos de limpieza o de higiene personal, ni ir al cine o cualquier otro lugar cerrado y hasta un ambientador le daba alergia. «No puedo cargar con peso y al llegar a casa después de entrar en un sitio que haya sido lavado con lejía o cualquier otro producto químico me voy a la cama del cansancio que siento», argumentaba.

 

 

Los responsables del hotel pidieron a estas trabajadoras que hicieran rápido el trabajo para que pudieran entrar los clientes. Tras la intoxicación, los tóxicos continuaron pegados a moquetas, cortinas o pintura de las paredes porque no se cambiaron. De esta manera, los propios clientes, aunque en dosis más bajas, también fueron expuestos a los agentes bioacumulables. Un cargo de las instalaciones hoteleras nos diría: «los síntomas que las empleadas dicen padecer no son objetivables con análisis clínicos, sólo se basan en sus manifestaciones».

Lola continuó su lucha como trabajadora para que se reconociera el daño que les habían hecho. Y como ciudadana, no quería que otros pasaran por su experiencia. Lola se fue apagando y un cáncer acabó con su vida en 2006. Murió sin que se hiciera justicia; los tribunales no le dieron la razón.

Muchas veces me he acordado de Lola, uno como periodista no puede mantenerse al margen de realidades así; cuando las conoces forman parte de tu equipaje, de por vida. En aquel año de 2004 en Barcelona escuché por primera vez hablar del Síndrome Químico Múltiple (SQM). Estos días otras personas afectadas por dicho síndrome han conseguido visibilizar (cursilada de palabro) su problema. Prendió la mecha mi amigo Pedro Simón en el diario El Mundo dedicando un excelente reportaje -Pedro es uno de los periodistas de redacción que mejor escribe en este país- a Elvira Roda una joven afectada por esta dolencia. Han tomado el relevo Tele5, TVE, El País y multitud de medios de comunicación. Ya era hora que el tema «explotara» en los grandes medios.

 

 

Esta semana conversaba con Paqui, una alicantina afectada de SQM. Sus palabras son certeras: «La SQM no es una enfermedad rara, es una enfermedad emergente a consecuencia del vertido al ambiente de miles de químicos. Aunque viene de antes, lo gordo es desde los años 50. A partir de ese momento los químicos interactúan entre ellos, y luego vuelven a interactuar con la química de nuestro cuerpo. Todos estos procesos generan nuevas sustancias químicas. Llega un momento en que nuestro cuerpo no los tolera Y van produciendo patologías o alterando el ADN».

Paqui, como Mariajo, otra afectada que vive en Madrid, son una guías de lujo en el estercolero químico en que vivimos; medidores humanos del impacto ambiental que están causando industrias concretas cuyo negocio es la venta de productos tóxicos. Ellas son la punta de lanza de un problema que no va más que a agravarse en los próximos años.

Mientras charlo con Paqui la conversación se interrumpe, van a fumigar los jardines de la urbanización donde vive. Cuando retomamos el hilo de la plática afirma: «Es desesperante, estoy buscando un lugar limpio donde vivir y no lo encuentro sin que ello suponga separarme, al menos físicamente por temporadas largas de mi familia».

 

 

El progreso, el bienestar, tal y como los conocemos hoy, también pueden ser asfixiantes; pueden llevarnos a la caverna, al aislamiento, al malestar. Hoy muchas personas se rebelan contra este dolor químico tóxico. Luchan por sobrevivir en un mundo sintético que les agrede y con su ejemplo vital nos anuncian la necesidad de cambiar la cultura de la toxicidad -que sólo beneficia a unos pocos- por la cultura de la sostenibilidad, la ecología y el esfuerzo por vivir en un mundo donde las personas sean parte de la naturaleza y no su peor enemigo.

Hoy volveré a acordarme de Lola. Saldré a tomarme una cerveza y si necesito utilizar el servicio del bar, allí estará, la misma empresa especializada en fumigaciones, con cuyos productos se fumigó a Lola, expande sus negocios por los retretes de medio país.

Incentivos ilegales para recetar medicamentos

 

En ocasiones he denunciado el soborno y cohecho a médicos que practican laboratorios farmacéuticos para que se receten sus preparados de marca. Pero el problema acerca de los incentivos en la prescripción también se produce con los fármacos genéricos (aquellos producidos tras la extinción de la patente a un precio mucho más bajo).

El periódico El Norte de Castilla ha publicado recientemente que el incentivo de 2.600 euros que numerosos médicos de Atención Primaria han cobrado de la Junta de Castilla y León como premio por recetar medicamentos genéricos es completamente ilegal. El Tribunal Superior de Justicia de esa región ha dictado una sentencia firme que insiste en la libertad que debe tener todo facultativo para prescribir libremente los fármacos que considere más convenientes para cada paciente, sin estar sometido a presiones o promesas de premios o incentivos económicos si se decanta por algún tipo determinado. 
 
  
    
La demanda hace referencia a los incentivos pagados en el año 2006, que valoran el año anterior, y que en Palencia cobraron 77 médicos, el 29,28% de los que ejercen en Primaria, que percibieron 195.000 euros (102 el año 2007, que recibieron 228.144 euros). En Castilla y León fueron 886 los facultativos los beneficiados, que percibieron 2.303.600 euros (1.020 el año pasado que cobraron 2.255.446 euros).  
 
 
   
Hace nada también hemos podido leer en los medios de comunicación que un fiscal pide cinco años y medio de prisión, en el juicio que se celebra en la Audiencia Provincial de Cádiz, para un médico del Hospital Puerta del Mar y un empleado del laboratorio farmacéutico Madaus, acusados de estafar al Servicio Andaluz de Salud (SAS) casi 9.000 euros mediante la emisión de recetas de manera fraudulenta.
Como me explica una persona que ha ejercido la visita médica para uno de los laboratorios más grandes de Europa (investigado, por cierto, por las autoridades de Competencia de la Unión Europea por intentar retrasar la introducción de genéricos en el mercado): «mi ex gerente y su jefe sugerían ‘sin admitir no por respuesta’, todo tipo de artimañas para gastar el presupuesto de promoción y darle la vuelta al código ético. Si la respuesta era ‘no’, te convertías en persona non grata para ellos, los del ‘clan'».