La percepción social del riesgo de contagiarse y de morir por gripe A no tiene nada que ver con la realidad

Lo prometido es deuda y aquí les dejo la segunda parte de la carta a la ministra de Sanidad que comencé a publicar ayer y que por su longitud he decidido darla en dos jornadas. Por cierto, la ilustración es de uno de los dibujantes en prensa más provocadores, inspirados y «radiKales» de la actualidad, Kalvellido, que ayer conoció este blog y quedó encantado hasta el punto de cedernos los derechos de su trabajo.

Kalvellido1

PROPUESTAS:

Dejen de organizar protocolos y de promover medidas de recepción a los pacientes de probable gripe A que carecen de sentido. Es absurdo el aislamiento en urgencias y en los centros de salud de los pacientes con fiebre y síntomas de gripe. Durante la epidemia los griposos estarán en todos sitios y las medidas de aislamiento son innecesarias en los centros sanitarios. Sólo contribuyen a crear alarma y pánico.

No promuevan el diagnóstico exacto de la gripe A, excepto para investigación y vigilancia epidemiológica. Las pruebas de detección rápida son poco fiables, e inútiles. El seguimiento es el mismo sea gripe A, gripe estacional, o cualquier otra infección respiratoria.

Dejen que los médicos clínicos hagan su labor. Llevan años atendiendo a los pacientes con gripe y saben hacerlo en las urgencias, las consultas y los domicilios. Los «expertos» poco pueden añadir, salvo colaborar como consultores. La gripe A es más benigna que la estacional, pero probablemente concentrará a los enfermos en un periodo breve de tiempo. No conviene hacer grandes inversiones ni cambios, sino reforzar los dispositivos existentes con lógica y sentido común. La buena atención clínica a los casos complicados es tan importante o más que todas las demás medidas juntas. La atención a domicilio debería gravitar sobre los médicos de cabecera que tienen conocimiento y capacidad de decisión respecto a sus pacientes y su entorno familiar. Tengan en cuenta la sobrecarga de trabajo y prevean medidas para compensar las horas extras de trabajo (no todo es gastar en acumular antivirales y vacunas).

No promuevan excesivamente ni los antivirales ni la vacuna. Hay dudas razonables sobre sus ventajas, y tienen efectos adversos innegables.

Tengan en cuenta que la gripe A tendrá más impacto en la clase social baja, entre los pobres, marginados, toxicómanos, mal alimentados, mal abrigados y habitantes de viviendas insalubres. Todos ellos tienen menos interés por su salud por lo que habrá que prever medidas proactivas tendentes a evitar la falta de equidad en la atención a estos pacientes y poblaciones.

No promuevan el uso de mascarillas. Su eficacia es dudosa.

Promuevan el autocuidado. Lo importante es que los pacientes y las familias se enfrenten a la gripe A con la misma serenidad y buen hacer que a la gripe estacional. El ser humano ha evolucionado en convivencia con el virus gripal, de forma que hay un excelente cúmulo increible de normas sensatas de autocuidados en la población. Como siempre ante la gripe, los individuos y las familias son capaces de cuidarse sin necesidad de médicos ni de sanitarios.

Faciliten la justificación de la ausencia al trabajo. La gripe dura siete días y normalmente los tres primeros son los peores. Nada impide que esos tres días se puedan justificar por el propio trabajador, sin necesidad de baja médica (con lo que se ahorra la visita al médico en el 95% de los casos, que serán leves). Y en caso de ausencia más larga, de hasta una semana, facilite la justificación de la baja con un sólo documento que se pueda hacer en sólo una visita (según la organización actual se requerirían tres).

No cierren los colegios, ni las escuelas, ni las universidades. Tengan sentido común y auto-control.

Pidan a los medios de comunicación que sean responsables. No tiene sentido transmitir en vivo y en directo cada muerte por gripe A. En vez de 500 parecerán 500.000. Con ello se crea alarma social innecesaria. Tenemos la experiencia de la meningitis C, que desato el pánico por este comportamiento absurdo de los medios de comunicación.La percepción social del riesgo de contagiarse y de morir por gripe A no tiene nada que ver con la realidad. Todos tenemos la culpa, desde la Organización Mundial de la Salud al Ministerio de Sanidad y Politica Social, pasando por las Consejerías de Sanidad, los Colegios de Médicos y los medios de comunicación. Y entre todos hay que lograr enmendar este desaguisado antes de que sea tarde. Es clave que la percepción social del riesgo de enfermar y de morir por gripe A corresponda a la realidad, a la de una enfermedad leve, una gripe de menor gravedad que la habitual.

Informaciones «oficiales» o independientes sobre la gripe A

Al hilo de lo que comentaba en la información anterior sobre que si los colegios de médicos quieren información sobre la gripe A, que si quieren darla, que si no quieren colaborar en esta interesada «epidemia de miedo», que si apuestan por vacunar «sólo» al 40% de la población, que si muchos médicos no piensan vacunarse (algunos de ellos lo manifiestan claramente en los comentarios de dicha información, por algo será). Como digo, al hilo de todo esto la Organización Médica Colegial, a través de su Fundación para la Formación (FFOMC), junto a las Sociedades Científicas de Médicos Generales y de Familia (SEMG), de Urgencias y Emergencias (SEMES) y de Pediatría (AEP) han acordado la puesta en marcha de una serie de proyectos formativos

que tienen como objetivo facilitar formación e información, tanto on-line como presencial, a todos los médicos interesados, fundamentalmente de Atención Primaria, de Urgencias y de Pediatría, sobre todos los aspectos concernientes a este tipo de gripe declarada como pandemia», explica la OMC en un comunicado.

origen-de-la-gripe-porcina

No está mal la iniciativa, ya era hora después de estar hablando del asunto desde hace meses. Estos cursos serán una oportunidad excelente para contrarrestar la campaña pro «epidemia de miedo» que se ha desatado, cuyo compromiso ha adquirido la OMC. Sería interesante que cuando comience eta iniciativa, a principios de septiembre, alguno de los participantes nos cuente si es así. Llama la atención que entre los «Colaboradores» de, por ejemplo, la Fundación para la Formación de la OMC, estén alguna de las multinacionales farmacéuticas que en unas semanas pondrán a la venta su vacuna contra la gripe A, el criticado por algunos médicos en este mismo blog Ministerio de Sanidad o la propia Farmaindustria, el lobby de la patronal farmacéutica española. Supongo que la información que van a dar a los médicos no provendrá de estas fuentes que son juez y parte en el «negocio de la pandemia«.

Agradecer a los profesionales sanitarios críticos sus comentarios en estas páginas pues ante situaciones de «caos organizado» como esta es muy importante tener claros los puntos de referencia a los que asirse.

Entretanto el respetado  médico Juan Gérvas, del que recordarán que hemos publicado en este blog algunas de sus colaboraciones, escribe una «Carta abierta a la ministra de Sanidad y a los consejeros de Sanidad (con copia a mis pacientes)» que les resumo a comtinuación:

Con el debido respeto, ruego que escuchen a este médico general rural preocupado por el pánico desatado ante la epidemia de gripe A. Es preocupación clínica y social, pues se refiere tanto a la atención a los pacientes como al impacto en la estructura social, laboral y económica de un pánico que tendrá peores consecuencias que la propia epidemia de gripe A.

TRINIDAD JIMENEZ GRIPE A

CONSIDERACIONES
Conviene recordar que el Gobierno de Canadá se planteó dos objetivos ante la gripe aviar (cuando en 2005 la OMS amenazó con hasta 150 millones de muertos, que quedaron en apenas 200 personas muertas en todo el mundo)

1/ Disminuir su impacto en morbilidad y en mortalidad. 2/ Mantener la estructura social. No es una visión improbable la de un país sumido en el caos, parado por cierres de escuelas y centros de trabajo, con las urgencias y servicios médicos colapsados, con falta de atención a otros problemas de salud incluso graves, como infartos de miocardio y apendicitis (sin hablar de los errores tipo retrasos en el diagnóstico de meningitis por confusión con la «omnipresente» y deslumbrante gripe A)».

Y, sin embargo, la gripe A es enfermedad benigna, con menos mortalidad que la gripe estacional (la de todos los años). Lo sabemos ya con datos, por la experiencia del invierno en los paises del hemisferio sur. La diferencia es responder como Argentina (pánico y descontrol absoluto) o como Australia (organización y eficacia). Según los cálculos más ciertos podemos esperar como máximo unos 500 fallecimientos por gripe A, frente a los más de 1.500 anuales por la gripe estacional. Por ello, habrá menos muertos en todos los grupos de edad con la gripe A que con la gripe estacional. Para disminuir la mortalidad habrá que tratar adecuadamente a los casos que se compliquen. Lastimosamente la vacuna prometida llegará tarde y no deja de ser una vacuna cuya eficacia desconocemos. Hasta que no haya más conocimiento muchos ni nos la pondremos ni la recomendaremos.

Respecto a las embarazadas, siempre se han visto más afectadas por la gripe, especialmente en el tercer trimestre, por los cambios cardio-respiratorios que provoca la ocupación del abdomen por el útero grávido. La gripe A no cambia nada respecto a la gripe estacional; habrá la misma proporción de ingresos, y menos muertes que con la gripe estacional. La embarazada puede y debería llevar la vida sana que siempre se le ha recomendado, lo que incluye continuar con su vida normal, familiar y laboral. La gripe A no provoca abortos ni malformaciones del feto. Estar embarazada no aumenta la probabilidad de contagiarse por gripe A. Se debe continuar la lactancia natural aunque se tenga gripe A, no hay ningún problema para el lactante.

La selección de personas por sus «factores de riesgo» es cuestión discutible pues los factores de riesgo ni son necesarios ni son suficientes para explicar las complicaciones. Por ejemplo, hasta el 70% de los niños que mueren por gripe estacional carecen de factores de riesgo definidos.

La predicción sobre la evolución de la gripe A debería basarse en lo que sabemos de esta epidemia y de pandemias previas. Por ello lo previsible es una onda de rápido contagio. Hablar de otras posibilidades es ignorancia, fantasía, irresponsabilidad o maldad. Es absurdo recordar epidemias de gripes de cuando ni había una cobertura pública sanitaria ni existían antibióticos para tratar las neunomías que las complican.

Mañana, para no extendernos demasiado por hoy, prometo ofrecerles el capítulo de «Propuestas», no se lo pierdan que no tiene desperdicio.

Un mensaje de tranquilidad ante la Gripe A

Hace unos días me escribía con un médico de familia que ejerce en Barcelona, Josep Manuel da Pena. Comentábamos que nos espera a todos un otoño «caliente» con la previsible expansión de la pandemia de Gripe A. Expansión previsiblemente «natural» pero también artificial; no hace falta ser un lince para suponer que si hay en estos momentos varios laboratorios farmacéuticos preparando a toda prisa la que será su oferta de vacuna contra la Gripe A, que estará lista tras el verano, querrán «colocar el producto en el mercado» a la mayor brevedad posible y con el mayor número de dosis. Pedí a Da Pena que, a título puramente personal, me escribiera unas líneas sobre este asunto. Aquí quedan sus reflexiones, siempre es bueno conocer la opinión de un médico para ir encarando esa particular «cuesta de otoño»:

1. Estamos en presencia de una pandemia de un virus que produce sintomas superponibles, aunque de menor intensidad, con los de la gripe estacional, vieja conocida. Este virus aunque se ha dicho que procede de una mutación de un virus de cerdos, no queda claro.

2. Parece ser que la tasa de letalidad de este virus es notablemente inferior al de la gripe estacional (esta última, cada invierno produce miles de muertes sólo en nuestro país, mal cuantificadas porque al igual que el virus nuevo, lo que hace es complicar patologías de base previa, lo que en definitiva es la causa del fallecimiento). La diferencia es que las muertes de la gripe estacional no salen en los medios de comunicación y las de la gripe nueva sí y con todo tipo de detalles y fotografías de afectados y sus familias, lo que genera una situación de miedo e inseguridad en la población. La olla ya va haciendo chup-chup con lo que pasa en Sudamérica en este momento y con los dos casos de España y el cuartel y las escuelas, etc.

3. Existían ya desde hace tiempo en el mercado dos antivirales (oseltamivir y zanamivir) para la gripe estacional que ningún médico recetábamos por su falta de eficacia (únicamente habían demostrado algo así como un acortamiento de un dia en los síntomas). Por tanto debe haber ganas de colocar estos medicamentos.

4. El problema de la gripe es que se cura sola entre cinco y siete días solo con tratamiento sintomático y la trampa consiste en que si el paciente ha tomado un antiviral mientras tanto, atribuirá falsamente la curación al fármaco y nadie le sacará de la cabeza que no ha sido así, que le ha curado su sistema inmunitario (ha pasado tradicionalmente con los antibióticos y la gripe).

5. Cuando en otoño empiecen a multiplicarse los casos de gripe, nueva o vieja, la población asustada correrá a los centros asistenciales reclamando tratamiento, vacuna, etc. Me temo que los políticos recomendarán los antivirales, primero a grupos seleccionados (embarazadas o enfermos crónicos), pero dile tú a un paciente no incluido en uno de dichos grupos que no le das el fármaco, te puede colgar.

6. No creo que un laboratorio saque la vacuna (de seguro carísima) antes de los primeros casos, y aún así dudo que llegara a tiempo. Y ello sería, reconozco ser un malpensado, para no perder el negocio de los antivirales. El precio del oseltamivir (Tamiflu) supera los 40$, pero el otro (Relenza) valía 22,90€ hace dos años. La ministra dice que ya ha comprado no sé cuantos millones de dosis del primero y cree que con ello tranquiliza a la población.

7. Estamos en un mundo de locos.

En resumen, otra vez miedo irracional; poca capacidad de los políticos; nuevo negocio farmacéutico (como siempre con buenos estrategas). En lugar de moderarse los medios de comunicación; aplicar medidas preventivas (tan sencillas como lavarse las manos o utilizar pañuelos desechables); y enviar mensajes de tranquilidad a la población.

El peligro de los usos falsificados de medicamentos

Pese a lo publicado en el anterior post, Close Up no es la compañía líder mundial en este negocio de auditoría o espionaje de los hábitos de receta de los médicos. El primer puesto entre las corporaciones dedicadas al marketing farmacéutico lo ocupa la estadounidense International Marketing Services Health (IMS).

Durante mis visitas a la sede argentina de la compañía IMS Health se me permitía a veces echar un vistazo subrepticio a un enorme libro de registro del número y monto mensual de ventas pero no fotocopiarlo. Recuerdo que un director de ventas con quien me cité en un café traía algunas cifras anotadas en un trozo de papel, me permitió verlas y luego lo rompió”, contaría el mencionado profesor Lakoff a la revista argentina Página 12 agregando: “Los datos de ventas eran confidenciales y muy valiosos: las empresas farmacéuticas pagan hasta 150.000 pesos anuales (unos 38.104 euros) por suscribirse”.

En suma, datos como los que vende IMS Health sirven luego a los grandes laboratorios para intentar que los médicos más abiertos a sugerencias receten sus medicamentos incluso en dolencias para los que no están indicados con el consiguiente riesgo para la salud de los enfermos. Cuando la multinacional Pfizer adquirió el laboratorio Warner-Lambert un ex directivo de la empresa recién adquirida, el doctor David Franklin, denunció a la compañía compradora por promocionar su fármaco Neurontin para más de una docena de patologías para las que no estaba aprobado. La gabapentina, principio activo de ese medicamento, está permitida por la FDA (la agencia que controla los alimentos y los fármacos en Estados Unidos) para el tratamiento de la epilepsia y los dolores neuropáticos pero Pfizer decidió promocionarlo también para patologías tan dispares como las crisis maniacodepresivas, el déficit de atención, las migrañas, el trastorno bipolar, el síndrome de piernas inquietas o el síndrome de abstinencia.

La conocida organización estadounidense de defensa del consumidor Public Citizen aseguraría que se elaboró para ello una lista de médicos dispuestos a recomendar la gabapentina para usos no autorizados en cenas, reuniones de consultores, seminarios educativos e, incluso, a través de teleconferencias. Según explicó la asociación en su boletín -Worst Pills, Best Pills- los médicos cobraban entre 250 y 3.000 dólares por acto asegurando que algunos llegaban a ganar más de 10.000 dólares al año. Pfizer terminaría siendo multada por ello con 430 millones de dólares por utilizar información falsa y/o manipulada sobre Neurontin y promocionarlo para dolencias no aprobadas. Sólo que no importa. El negocio compensa. Se calcula que en un solo año Neurontin hizo ingresar a la compañía 2.700 millones de dólares, descubriéndose que el 90% de las recetas no correspondían a ninguna de las dos indicaciones aprobadas por la FDA. ¿Que a los enfermos se les está engañando y probablemente dañando por los efectos secundarios del fármaco? ¿A quién le importa?

Esta estrategia, que a muchos lectores puede parecerles incomprensible por no decir imposible de llevar a cabo, se explica porque se da la paradoja -por no utilizar otra palabra más dura- de que en Estados Unidos las compañías no pueden promocionar sus fármacos más que para las enfermedades para las que tienen el visto bueno de la FDA pero los médicos pueden prescribir cualquier fármaco para tratar cualquier enfermedad, esté o no oficialmente indicado su uso en ella.

IMS Health también opera en España. En uno de los documentos estadísticos que oferta sobre Neurontin hecho en nuestro país, al que hemos tenido acceso, la empresa recoge datos sobre las veces que los médicos españoles recetaron ese fármaco durante el periodo comprendido entre abril y junio de 2002 en enfermedades para las que no está indicado. Y pese a que la propia IMS Health tiene clasificado como antiepiléptico el Neurontin en la base de datos de la compañía aparece recetado para otras muchas dolencias, casi todas ellas relacionadas con problemas psíquicos o psicológicos: depresión -y eso que la propia ficha técnica del fármaco afirma que uno de los síntomas adversos observados durante los ensayos clínicos que hizo Pfizer era precisamente el de depresión-, trastorno bipolar, trastornos nerviosos, fobias, adicción al alcohol o a la cocaína e, incluso, para tratar ciertos herpes o diabetes. Y toda esa información, insistimos, la obtiene IMS Health de las recetas que extienden los médicos.

El lobby nuclear al salvamento de Garoña

Ya lo sabrán. En el día Mundial del Medio Ambiente se cumplieron los peores presagios y el Consejo de Seguridad Nuclear (CSN), la máxima institución en lo que se refiere a la energía atómica en España, ha decidido por unanimidad prorrogar la vida de la central nuclear de Garoña (Burgos). Habrá Garoña durante diez años más pese a la vejez de la central y sus omnipresentes problemas de seguridad. Entre los cinco consejeros que han tomado la decisión está Antonio Colino, ex director de reactores avanzados de Endesa y ex presidente de la Empresa Nacional de Residuos Radiactivos (ENRESA). Esto representa todo un conflicto de intereses.

Pero no es el único, más bien es la norma. Como algunos venimos denunciando durante los últimos años, muchos expertos piensan que el CSN se ha convertido en el primer lobby a favor de quien, por ley, deberían vigilar: la industria nuclear. La institución encargada de velar por la seguridad y control de las instalaciones nucleares ha mantenido unos lazos tan estrechos con las principales empresas del sector en España y ha tomado decisiones tan sospechosamente sorprendentes que ha provocado auténticas conspiraciones palaciegas en su contra por parte de técnicos y hasta directivos de la entidad.

La decisión del CSN contraviene el compromiso electoral del gobierno de Zapatero que es el cierre paulatino de las centrales nucleares. Tampoco es la primera vez que una central amplía su plazo de funcionamiento para satisfacer los intereses de la industria nuclear. La planta atómica de Cofrentes logró en marzo de 2001 una nueva prórroga de explotación del Ministerio de Economía por diez años, previo informe favorable del CSN. A finales de marzo de 2002 la planta aumentó la potencia de su reactor desde el 100% nominal al 110%, siempre con el permiso del Consejo. Para conseguir un mayor rendimiento se realizaron algunas modificaciones del diseño original de la central que requirieron introducir combustible de uranio de mayor potencia energética, lo que también conllevó una serie de cambios en los sistemas de control y de refrigeración de emergencia. Para todo ello deben actualizarse las Especificaciones Técnicas de Funcionamiento (ETF), algo así como las normas básicas para un correcto manejo de la central.

El CSN obvió la realización de una Declaración de Impacto Ambiental (DIA) que debería haber exigido, como órgano con competencias ambientales en el tema nuclear que es. En el proceso, durante la parada y las pruebas de arranque, la planta atómica sufrió un número de sucesos consecutivos sin precedente. Nueve de estos fueron notificados al CSN de manera reglamentaria, pero en realidad hubo otros tres sucesos importantes más que no fueron notificados. Uno de ellos fue detectado por el cuerpo de la Inspección Residente (IR), funcionarios del CSN que viven en los complejos nucleares para realizar labores de control de las plantas. Concretamente, los inspectores detectaron que durante la recarga los operarios de la central habían introducido mangueras de cables a través de unas válvulas que conectaban con la contención secundaria de la central. De haber ocurrido un accidente en esas condiciones las válvulas no habrían podido cerrarse y la radiactividad hubiera escapado irremisiblemente hacia el exterior.

Esta chapuza quizás era explicable por la urgencia de no detener la producción de la central (y por lo tanto, la facturación para Iberdrola, propietaria de la mitad de la planta) demasiado tiempo. Al final, Cofrentes logró su espectacular transformación en apenas 29 días.

Hubo aún más sorpresas. El 27 de marzo de ese 2002 se produjo una reunión entre directivos de la central y los dos Inspectores Residentes (IR) del CSN que se convirtió en una dura reprimenda. ¿A quién?, a los inspectores. Éstos habían levantado las correspondientes actas tras los problemas que había sufrido Cofrentes. La lógica dice que detrás debía venir un expediente sancionador. Parecía realmente que en lugar de la autoridad en materia de seguridad e inspección se tratara de dos empleados más de Iberdrola, por el tono que tuvo aquella reunión. Cuál no fue la sorpresa de los dos IR cuando sus jefes no sólo no les defienden sino que apoyan las tesis y actitud de la dirección de Cofrentes. 

Sólo el conocimiento de los hechos por parte de Greenpeace logró que meses después el CSN sancionara a los mandatarios de la central. Esta actitud de Cofrentes de presionar a los IR del CSN cuando hacen algo que no les conviene es realmente muy preocupante, y demuestra la enorme presión que ejerce la industria nuclear sobre el órgano de control para salvaguardar sus intereses económicos, aún a costa de sacrificar la seguridad. Y especialmente grave es que los altos responsables del CSN transijan favoreciendo los intereses de la central nuclear en lugar de hacer prevalecer la seguridad, que es su función.

Yo soy antinuclar

A pesar del rechazo generalizado de la población, el discurso en pro de la energía nuclear ha vuelto a reavivarse con motivo de la cada vez más palpable amenaza del cambio climático. Empresas de relaciones públicas, think tanks como la Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) ­-que preside José María Aznar-, líderes de opinión entre los que se encuentran desde políticos hasta cierta parte de míticos personajes del movimiento ecologista[1] y lobbies varios están tratando de mejorar la dañada imagen de estas fuentes energéticas. Así, un grupo configurado por 22 empresas lideradas por Iberdrola, la alemana RWE Power y la francesa EDF, acudieron en noviembre de 2004 a Bruselas para presentar un documento conjunto en el que afirman que la energía nuclear es “un elemento central en la futura planificación energética de la UE”[2]. Las empresas españolas que han rubricado con su firma el citado documento son, además de Iberdrola, Nuclenor (gestora de la planta atómica de Santa María de Garona, propiedad al 50% de Endesa e Iberdrola), y las firmas de ingeniería Empresarios Agrupados y Tecnatom. La patronal nuclear quiere que todas las opciones de producir energía se mantengan y esto, por supuesto, incluye a las plantas nucleares.

Más info: En el libro Conspiraciones tóxicas dedicamos dos capítulos al lobby pro nuclear en los que contamos la subordinación del CSN a los grupos de presión atómicos y la filtración de casi todos los ayuntamientos que acogen una central nuclear en España por políticos que trabajan o tienen una relación indirecta con la planta.


[1] En mayo de 2004 aparecía en la primera página del periódico británico The Independent un artículo del científico James Lovelock, creador de la hipótesis Gaia (que postula que la Tierra actúa como un súper organismo). Lovelock reprendía a los críticos de la industria nuclear utilizando los miedos al cambio climático, la desertización o la sobrepoblación y la deforestación.

Las pandemias olvidadas por la prensa y la OMS

La ventaja de analizar los hechos «a toro pasado» es que pueden contemplarse desde otra perspectiva, más sosegada y descontaminada. Se ha publicado mucho, muchísimo sobre la gripe A o pocina. Sin duda esta ha sido la «pandemia» de los medios de comunicación y ello sí que me parece una noticia destacable sobre dicho acontecimiento. Como comentaba el 1 de mayo en el diario La Vanguardia Marc Siegel, especialista en la gripe y profesor de Medicina en la Universidad de Nueva York:

La gripe porcina este año es benigna en todas partes menos en los medios, que sí contagian una epidemia de miedo más virulenta que nunca».

Sabia visión del asunto en medio de la crisis provocada por la inducción de temor entre la población. Si en 2003 la gripe aviar ya representó un amago de escenificación global de una situación de crisis inducida, con la gripe A muchos grandes medios de comunicación han llegado al ridículo de magnificar un problema que no lo era (es), al menos de las dimensiones que se le atribuía. Es que hay «pandemias» que no lo son y que resultan muy interesantes para los medios de comunicación de masas y otras que sí lo son y en su lento transcurrir no consiguen manchar las páginas en blanco de los periódicos.

Una estudiante de Medicina y activista de temas de salud, me escribía hace unos días «harta de la gripe porcina, de la alarma social y tras llegar al aeropuerto de Frankfurt y encontrarme con el 90% de la gente con mascarillas» y con unos datos interesantes provenientes de la Organización Mundial de la Salud (OMS), la misma en publica en su página web el número de afectados y de muertes poducidas por la gripe A. El día 10 de mayo, en plena «fiebre» global se habían producido 45 fallecimientos en México y dos en Estados Unidos. El número de personas infectadas ese día en todo el mundo era de 4.379.

Sólo dos meses antes de que tantos ciudadanos cubrieran su cara con la característica mascarilla Zimbabue «remontaba» una epidemia de cólera: El 23 de marzo de 2009, la OMS informaba en su página que la situación con el brote de cólera corriente que se había producido en el país africano mejoraba. En la semana del 14 de marzo de 2009 se había relatado «sólo» 2.076 casos, en una semana y en un sólo país. Cifra «positiva» si se compara con los 3.812 casos de la semana precedente a la citada y los más de 8.000 por semana que se producían a principios de febrero. El brote de ese cólera «corriente» comenzó en agosto de 2008. Desde el 17 de marzo se habían contabilizado 91.164 casos con el resultado de 4.037 muertes.

Como continuaba en esa entrevista que les cito Marc Siegel:

(…) Y la están alimentando [la pandemia de gripe A] los estados: ¿Por qué tiene que salir todo un jefe de Estado a hablar por la tele de una vulgar gripe? (…) Ese pánico irresponsable alimentado por las autoridades está causando mucho más daño que ningún virus (…) Les pido que utilicen su circuito humano neuronal de la razón y el sentido común y bloqueen el centro neuronal del miedo que compartimos con los animales (…) la propagación instantánea del virus del miedo a través de los medios nos está perjudicando más que la gripe. Lo realmente nuevo en este virus es esa cobertura que internet ha convertido en instantánea (…) Esta gripe, la del 2009, durará lo que dure en las teles, radios y portadas de internet y de diarios. Poco a poco los programadores y directores verán que no da audiencia y la relegarán a espacios secundarios y al final no darán nada sobre ella”.

Esta gripe, similar a una de tantas gripes comunes ha sido la más mediática. Pero pienso que una de las razones por las que también ha desaparecido de los grandes medios con tanta rapidez es porque por Internet –el medio de comunicación más grande del planeta, además del más libre, por el momento- miles y miles de ciudadanos han divulgado informaciones -de diferente credibilidad y calidad, claro- que cuestionaban a los poderes establecidos y sus responsabilidades en la expansión del fenómeno. El peor virus es la desinformación.

Así que no cometamos el error de olvidar ni las «pandemias» cíclicas que sirven para crear nuevos mercados, ni las pandemias auténticas que son la señal perenne del fracaso de la OMS y del modelo sanitario global (quizá porque tal modelo no existe, lo que hay es un mercado inmenso en el que se crean necesidades sanitarias y se satisfacen -entre quienes puedan pagarlas-).

Más info: Traficantes de salud

https://migueljara.wordpress.com/2009/04/30/gripe-porcina-pandemia-de-descredito-para-la-industria-farmaceutica/

El beneficio de crear enfermedades y ofertar los tratamientos

En ocasiones me han preguntado por las relaciones de la industria que produce sustancias químicas tóxicas y la farmacéutica. Esa relación viene de lejos incluso de antes de la denominada Revolución Verde. Con la promesa de acabar con el hambre en el mundo llevamos más de sesenta años practicando una agricultura industrializada a base de ingentes cantidades de insumos químicos tóxicos que enferman la tierra, el agua y a los seres vivos[1]. ¿Los grandes beneficiados? Monsanto, DuPont, Bayer, Syngenta, Novartis, Aventis y mcuhas más empresas. Los mismos, por cierto, que ahora impulsan la biotecnología para vender alimentos transgénicos con la misma excusa del hambre. Bayer, Novartis y Aventis también están entre las multinacionales farmacéuticas que más facturan por sus medicamentos. Monsanto llegó a ser propietaria de la empresa Pharmacia, que luego adquirió el laboratorio Pfizer. Viene esto a colación de la presentación de un libro S.Q.M. El riesgo tóxico diario. La Sensibilidad Química Múltiple y otras enfermedades que la química produce en cientos de miles de españoles. Está escrito por mi buen amigo y compañero de fatigas en la investigación de temas medioambientales Carlos de Prada y lo publica la Fundación Alborada.

[libro_SQM,+el+riesgo+tóxico+diario+(F.+Alborada.+2009).jpg]

El texto de Carlos es el primer monográfico sobre el Síndrome de Sensibilidad Química Múltiple que se publica en castellano. De Prada, como hago yo  también, asocia la SQM a la fibromialgia (FM) y al Síndrome de Fatiga Crónica (SFC), y a las tres con los químicos tóxicos. Es un libro muy documentado y en el estilo riguroso que gasta Carlos. El autor nos presenta en carne viva a personas que sufren SQM, generalmente acompañada de FM y/o SFC. Explica muy bien todo el proceso de la enfermedad, cuenta con las voces de los profesionales más destacados en el tema e insiste en que estas enfermedades no son psicológicas sino orgánicas o físicas. En fin, un texto indispensable para quienes padezcan o tengan la sospecha de que sus síntomas pueden ser los de la SQM o alguna de las otras dolencias relacionadas con esta.

Pero lo más importante es que Carlos de Prada explica, con razón, que estas personas son la voz de alarma sobre un problema de enormes consecuencias: utilizamos tal cantidad de productos químicos en nuestra vida cotidiana que el planeta Tierra ya no es capaz de absorverlos y las personas tampoco, por ello muchos de nuestros convecinos muestran desde hace unos años signos, trastornos de su salud, que advierten a los demás sobre lo que puede ocurrirles. Toda la ciudadanía debería preocuparse por la existencia de estas enfermedades denominadas ambientales.

Volviendo a la relación de la industria química con la farmacéutica, que es de lo que quería escribirles, indica De Prada que ambas «no son, con frecuencia, más que una y la misma cosa». Continúa:

Es un hecho que algunas de las principales multinacionales que fabrican fármacos son también los principales fabricantes de venenos como los pesticidas que, además de otros muchos problemas sanitarios, ‘son los químicos más implicados en causar la SQM y en disparar sus síntomas ‘, como dice McCampbell [la doctora Ann McCambell, del MCS (SQM) Task Force os New Mexico]. Y pasa a citar ejemplos concretos, como el de la multinacional Novartis (antes Ciba-Geigy y Sandoz) fabricante del herbicida atracina y cuyo grupo de presión habría ‘enviado información en 1996 al comité legislativo de Nuevo Méjico oponiéndose a toda legislación relacionada con la SQM y declarando que los síntomas de las personas con SQM no tenían un origen físico’. Pero no sólo Novartis, fabricante de otros pesticidas conflictivos como el insecticida organofosforado diazinon, es citada por la autora del artículo.

También cita la farmacéutica El¡ Lilly y sus vínculos con Dow Elanco (hoy Dow Agroscience) fabricante del pesticida organofosforado clorpirifos. Aventis (antes Hoeschst y Rhone-Poulenc) y el insecticida carbamato Sevin. Monsanto, fabricante del Roundup y otros herbicidas. Zeneca, que, como tantas otras veces acontece, no sólo fabrica fármacos (AstraZeneca), contra dolencias como el cáncer de mama o de próstata, sino pesticidas que, en algunos casos, comenta McCampbell, han sido asociados al origen o exacerbación de algunas de las dolencias tratadas. Y la lista prosigue con Pfizer y Abbot Laboratorios, Basf, Bayer,… que aúnan la fabricación de fármacos y pesticidas. Novartis, Ciba, Dow, Elli Lilly, BASF, Aventis, Bayer,… y otras empresas (Dupont, Merck, Roche, Procter & Gamble, … ) serían miembros del American Chemical Council, del que antes hablábamos [un lobby de la industria química]».

Queda clara pues dicha relación y como expresa Carlos:

No hace falta ser demasiado perspicaz para darse cuenta de que las repercusiones posibles de lo que aquí estamos diciendo pueden ir mucho más allá de lo que se denuncia sobre la SQM y extenderse, en general, a muchas otras enfermedades que una creciente literatura científica está asociando a determinadas sustancias químicas. Los efectos sanitarios de la situación denunciada serían así, simplemente, devastadores. Prosigue el periodista citando de nuevo a McCampbell según la cual la industria farmacéutica estaría ‘extendiendo desinformación sobre la SQM y limitando la cantidad de información correcta recibida por los médicos y otros profesionales sanitarios a través de su influencia financiera en las revistas médicas, las conferencias y la investigación’, así como a través de su influencia en entidades como la Asociación Médica Americana.

Por todo ello, me parece especialmente importante divulgar informaciones sobre la Sensibilidad Química Múltiple porque nos ofrece la verdadera dimensión de la polución que nos rodea, de la equivocación que supone nuestro estilo de vida y porque es unan enfermedad que seguirá pasando desapercibida debido precisamente a que como estas personas no soportan los productos químicos tóxicos ningún fármaco puede «curarlas» por lo que no son interesantes para las farmacéuticas.

Queda claro que además esta industria es hermana de la química luego existe un interés comercial estratégico en ocultar las enfermedades ambientales. No olvidemos que gracias  a las personas que sufren SQM podemos saber cuales son la fuentes de contaminación química que nos enferman y cuales las enfermedades relacionadas con los tóxicos. Es urgente aplicar medidas para evitar esta polución. La existencia de personas con hipersensibilidad química evidencia la paradoja de que quienes venden los productos químicos tóxicos que enferman a la ciudadanía son en muchos casos los mismos que quienes venden los medicamentos para tratar las enfermedades provocadas.

 

 

[1] Vicente Boix, El parque de las hamacas: El químico que golpeó a los pobres, Icaria, 2007.

Las enfermedades químicas y los guardianes de la vida

Hoy 12 de mayo es el Día Internacional de la fibromialgia (FM), del Síndrome de Fatiga Crónica (SFC) y de la Sensibilidad Química Múltiple (SQM). No soy muy amigo de los días de… pero creo que estas enfermedades, llamadas con razón ambientales, merecen algunas reflexiones. Para empezar porque pese a que han pasado casi 20 años desde que se establecieron los criterios diagnósticos de la fibromialgia y el SFC, no ha ocurrido lo mismo con la Sensibilidad Química Múltiple, que ni siquiera es reconocida como enfermedad común por la Seguridad Social. ¿Quizá porque es una de las patologías que con más claridad está relacionada con los «efectos adversos» de una gran industria, como es la química?

Para continuar, porque pese a que todavía afectan a un porcentaje minoritario de la población, los datos que suelen manejarse son de un nada desdeñable 5%, en realidad estas personas que han generado una hipersensibilidad a los químicos tóxicos, sobre todo las afectadas por la SQM, claro, nos anuncian con su experiencia lo que puede ocurrir en breve al resto de la población si no se toman medidas ya.

Se dispone de nuevos conocimientos, pruebas y evidencias científicas que han dejado sobradamente demostrado el origen orgánico de la fibromialgia, el SFC y la SQM. Sin embargo, muchos pacientes siguen siendo tratados como enfermos de males psicológicos y se debe acabar con este estigma, impulsado por los lobbies del negocio químico tóxico para desviar la atención del asunto.

Uno de los principales problemas que encuentran los enfermos de estas patologías emergentes y silenciadas, que no «raras», es que cada una de ellas recibe un tratamiento diferente desde una especialidad distinta y en ocasiones se producen incompatibilidades. Un enfermo de Sensibilidad Química Múltiple presenta generalmente intolerancia farmacológica, por lo que tratarle de FM y de SFC es aún más dificultoso. Existe una gran superposición de trastornos entre los afectados de las tres enfermedades. En la mayor parte de los casos quien padece SQM también tiene fibromialgia y/o SFC. Son ramas de un mismo árbol, el de la contaminación ambiental con productos químicos nocivos y sus repercusiones en la salud humana. Como suele ocurrir con las enfermedades ambientales existe sinergia entre todas. Volviendo al asunto de la utilización de fármacos en estas patologías. Con los enfermos de SQM el fracaso está asegurado pues no toleran los productos químicos y los medicamentos lo son. Pero además, hace una semanas hemos conocido que el fármaco Lyrica (pregabalina, de Pfizer) que tanto está recetándose en España para la fibromialgia y el SFC, no ha recibido el permiso de la Agencia Europea de Medicamentos (EMEA). Como apunta el médico Vicente Baos en su blog, El Supositorio:

Con unos estudios que no han demostrado un efecto relevante a corto o largo plazo, se pretendía conseguir la autorización para publicitar y autorizar la indicación de pregabalina en la fibromialgia. La EMEA considera que el beneficio/riesgo no está demostrado y, además, no se está realizando ningún ensayo clínico en esta indicación en la Unión Europea».

 

Debe comenzar a corregirse la situación de indefensión en la que se encuentra este colectivo, auténtico faro guía de la calidad ambiental de la sociedad o mejor escrito de la falta de la misma. Algunos puntos sobre los que trabajar, elaborados por las asociaciones de enfermos de los tres trastornos, son:

-Que los profesionales de la salud en ejercicio actualicen sus conocimientos respecto a estas enfermedades emergentes

-Que se formalice la especialidad médica de medicina ambiental y técnicos sanitarios en salud y medioambiente.

-Que se creen unidades multidisciplinares en cada una de las comunidades autónomas formadas por especialistas en medicina interna, inmunología, medicina ambiental, reumatología y cualquier otra especialidad necesaria para el tratamiento de estas tres patologías en lugares adaptados para estos pacientes.

-Que se realicen sistemáticamente a todos los pacientes de FM, diagnósticos diferenciados de SFC y SQM, debido a la alta prevalencia de casos que se están dando donde coinciden las tres patologías en un mismo paciente, aún después de muchos años del diagnóstico inicial de FM. Realizar estudios epidemiológicos actualizados sobre estas tres patologías teniendo en cuenta la incidencia de solapamiento de cualquiera de ellas. 

-Que se concedan cuantas bajas laborales sean necesarias para permitir la reinserción laboral del paciente. Se concedan adaptaciones a puestos de trabajos para que estos pacientes puedan desarrollar una vida laboral digna. Y se den cuantas invalideces sean necesarias cuando el paciente ya no tenga capacidad para desarrollar una vida laboral, sin necesidad de acudir a los tribunales de Justicia.

-Que se realicen las reformas jurídicas pertinentes para reconocer tanto desde la invalidez, como desde la minusvalía, como desde la dependencia la FM, el SFC, y el SQM. Entre otras muchas ideas.

Síndrome Químico Múltiple, Síndrome de Fatiga Crónica o fibromialgia son enfermedades que pueden afectar a cualquier persona. La mayoría de los ciudadanos de los países occidentales estamos expuestos a ellas porque vivimos en un medio ambiente para el que se queda corto el concepto de nocivo. “Más del 15% de la población general presenta mecanismos de respuesta excesiva frente a algunos estímulos ambientales, cuya base fisiopatológica radica en la sensibilización a estímulos repetidos y en la pérdida de tolerancia a la respuesta biológica ante estos. En un 5% de sujetos, estos procesos de sensibilización son claramente patológicos y superan la capacidad adaptativa del organismo, y generan manifestaciones locales o sistémicas, frecuentemente crónicas y persistentes. El tipo de estímulos desencadenantes es diverso, pero predominan los agentes químicos y las radiaciones ambientales”, según dos de los mayores expertos de nuestro país en estas nuevas patologías ambientales, los doctores Fernandez-Solà y Nogué [1].

Los primeros en notarlo son las personas con cierta sensibilidad  a los químicos tóxicos en pequeñas dosis. Son los guardianes de la vida, faros humanos que alertan a una Humanidad mecida por la deriva del culto al bienestar que se aleja de tierra firme, que se adentra en mundos desconocidos gobernados por los abismos del malestar. Pero ellas son sólo la punta de un iceberg que va a continuar surgiendo de las profundidades de lo insondable para mostrar la completa inmensidad de su tamaño durante los próximos lustros. 

Más info: Sobre Pfizer y medicamentos Traficantes de salud. Sobre el lobby de los químicos tóxicos Conspiraciones tóxicas.

[1] J. Fernandez-Solà y S. Nogué Xarau, Sensibilidad química y ambiental múltiple, Jano, 14-20 de septiembre de 2007.


Gripe porcina: Pandemia de descrédito para la industria farmacéutica

La gripe porcina está dejando entrever los muchos intereses que se desatan en una crisis de este tipo. Quizá lo que más me llama la atención, porque no lo había notado con tanta fuerza hasta la fecha (aunque quizá sea porque ahora trabajo a fondo estos temas, deformación profesional manda) es el aumento de la mala imagen de la industria farmacéutica. Conste que no me alegro -respeto a los muchos trabajadores honrados que hay en la misma-, en todo caso me da pena. Las conversaciones en la calle, los correos e informaciones que con endiablada velocidad navegan en las procelosas aguas de internet, las llamadas que uno recibe de periodistas para hablar del tema, etc. Pienso que cuando eso que llaman la opinión pública o al menos buena parte de ella suena es que agua lleva. Está claro que alguien no está haciendo los deberes. Es cierto, que es el sector que obtendrá mayor beneficio económico de esta crisis sanitaria global. Pero durante los últimos lustros se han acumulado, en parte de manera inducida y en parte por la coyuntura de este tipo de sucesos, varias enormes crisis que a la par que endiosaban a las farmacétuicas en el olimpo económico del capitalismo global las hundían en el listado de percepción pública. La ciudadanía ha visto muchas cosas sucias y no está por la labor de creerse todo lo que le cuentan a pié juntillas.

El mencionado es uno de los sectores peor valorados por la sociedad -sus responsables lo reconocen abiertamente- que se mantiene entre los que mayores beneficios económicos  obtienen porque cuando uno enferma se agarra a lo que tiene más cerca -en ocasiones aunque no funcione, y no digo que este sea el caso, ni mucho menos- y en estar siempre atentos a que sus fármacos sean los primeros en ofrecerse son especialistas.

Los antecedentes de campañas de marketing del miedo, como esta de la gripe porcina, no engañan. Durante las semanas posteriores a los atentados del 11-S de 2001, por todo el mundo se extendió el temor ante la posibilidad de nuevas agresiones que esta vez tendrían como protagonista a la bacteria del ántrax, conocida arma biológica, por cierto. La muerte de tres personas durante el mes de octubre ayudó a alimentar el terror global. En un momento crítico para la humanidad, los ejecutivos del laboratorio Bayer volvieron a frotarse las manos. La multinacional germana poseía en esos días la patente del antibiótico Ciprobay, el más efectivo contra el ántrax. El Gobierno de EE UU necesitaba 1.200 millones de pastillas pero Bayer sólo podía fabricar 60 millones cada mes. Ante las prisas de las distintas administraciones, el Gobierno de Canadá y el Partido Demócrata estadounidense propusieron obviar la patente de Bayer y encargar a otros laboratorios que produjeran un genérico de Ciprobay. Bayer amenazó con demandar al Ejecutivo canadiense y en este particular tira y afloja tuvo que rebajar el precio de la caja de Ciprobay de 330 euros las 60 dosis a 90 euros.

La conclusión, en 2003, de la patente de Ciprobay mantenía alerta a varias compañías farmacéuticas deseosas de colocar en el mercado un producto similar. Bayer también estaba en guardia. En 1997 la empresa Barr Laboratories, una de las fabricantes de genéricos más importantes en EE UU, estaba lista para sacar al mercado su versión de Ciprobay. Cuando Bayer conoció las intenciones de Barr, inició un juicio para impedir el permiso del genérico. Entre trámites y el proceso legal iban a transcurrir 30 meses antes de que el genérico estuviera en las farmacias… y 30 meses significaban mucho dinero. Así que, en lugar de permitir que otra empresa fabricara el medicamento, Bayer llegó a un acuerdo con Barr: pagarle 30 millones de dólares cada año, desde 1997 hasta 2003, cuando expira la patente de Ciprobay, o antes si un juez resolvía la controversia.

En este asunto observamos el doble rasero con que se trata a los ciudadanos, dependiendo del suelo que pisen. En esas mismas fechas, la Organización Mundial de la Salud (OMS) señaló que 17.000.000 de personas mueren al año por no poder pagar fármacos fundamentales que son corrientes en los países ricos. En plena resaca del 11-S, en EE UU y Canadá se planteó la posibilidad de obviar la patente de Ciprobay para poder acceder rápido a las dosis necesarias. Paradójicamente, los países industrializados presionan a través de la Organización Mundial de Comercio (OMC) para perpetuar las patentes de preparados esenciales en los pueblos pobres.

Todo este negocio del miedo tiene mucho que ver con los intereses de los fabricantes de fármacos (con la industrialización de la producción alimentaria también, claro). No se producen remedios para enfermedades perfectamente conocidas que matan a miles de personas en los países pobres pero, sin embargo, dos años después del Caso Ántrax se extendió por todo el globo terráqueo el peligro de pandemia global de gripe aviar para vender remedios ad hoc. Al virus de dicha gripe se le achaca la muerte de alrededor de 100 personas en todo el mundo. Todos conocemos el despliegue de medios y la publicidad que se le ha dado en la prensa a dicha dolencia y, en concreto, a Tamiflu, el fármaco de Roche que se supone que puede aliviar sus consecuencias. En un extenso reportaje, el periodista de Discovery DSalud, Antonio Muro, explicaba quiénes se encontraban detrás de la interesada promoción de dicho preparado: el Gobierno de EE UU, y sus principales valedores, Donald Rumsfeld, Dick Cheney y otros altos cargos de diferentes gabinetes presidenciales. Según Muro, Bush se había encargado de expandir el miedo acompañado de su secretaria de Estado, Condolezza Rice, e incluso del director general de la OMS; Rumsfeld fue el máximo responsable de Gilead Sciencies —la original propietaria de Tamiflu— hasta ser nombrado por Bush secretario de Defensa, y es uno de los máximos accionistas de la compañía, al tiempo que las acciones de Gilead pasaron de valer siete dólares a 60. En el mismo gabinete estaba Cheney, que en tiempos fue subordinado de Rumsfeld.

Tamiflu es uno de los dos medicamentos que está promocionando la OMS para la actual gripe porcina o influenza (el otro es Relenza, del laboratorio GlaxoSmithKline). De aquellos polvos estos lodos. El nuevo virus detectado está haciendo mucho daño sobre todo en un país como México, donde hay numerosas personas fallecidas. No deja de ser triste que los comentarios mayoritarios giren no entorno al drama de las familias de estas personas sino a cuestiones de índole económico. Quizá sea porque nos estamos acostumbrando a la muerte o quizá porque no nos acostumbramos a que lo económico sea el centro de la sociedad. Esperemos que triunfe lo segundo.

Más info: Traficantes de salud: Cómo nos venden medicamentos peligrosos y juegan con la enfermedad.

Pfizer intenta evitar el juicio por la muerte de niños en Nigeria

El periodismo tiene estas cosas. Cuando se trata de grandes intereses privados lo que está en juego es muy posible que lleguemos a no enterarnos de nada. Una información puede ser contada de tan diferentes maneras que dos medios de comunicación consigan que sus versiones sean exactamente opuestas. Me refiero a lo que ocurrió en el estado de Kanu, Nigeria, hace una década, con los niños que murieron tras probar en ellos uno de sus fármacos el laboratorio primero en la lista de ventas, Pfizer.

Resulta que El País cuenta una historia y el portal PRNoticias la contraria. Y entre medias la versión del laboratorio, rectificación del diario independiente de la mañana que ahora es El periódico global en español, etc. La semana pasada El País, haciéndose eco de una información del diario británico The Independent titulaba una noticia así: Pfizer dará 55 millones de indemnización tras la muerte de 11 niños en ensayos clínicos. Según este periódico:

La mayor farmacéutica del mundo, Pfizer, pagará 55 millones de euros a un grupo de familias nigerianas para evitar un juicio por la muerte de 11 niños en el país africano que sirvieron como cobayas de un medicamento en pruebas, Trovan. En 1996, Nigeria sufrió una epidemia de meningitis que terminó con la vida de al menos 11.000 personas. En medio de la crisis humanitaria, Pfizer, famosa por haber inventado la Viagra, envió un grupo de médicos que colocó su centro de operaciones al lado de un centro médico gestionado por Médicos sin Fronteras, quienes intentaban detener la tragedia gracias a medicinas cuya fiabilidad estaba demostrada. Los médicos enviados por la farmacéutica captaron 200 niños y prometieron a sus familias que los curarían. Once de aquellos niños murieron y muchos más sufrieron efectos secundarios graves, incluidos daños cerebrales. Pese a que la alerta sanitaria persistía, el fracaso de la terapia experimental de Pfizer llevó a la empresa a desmantelar su dispositivo apenas dos semanas después de llegar al campo sin ofrecer información sobre los experimentos».

Como bien narraba el matutino de los Polanco, fue John Le Carré quien denunció con su característico estilo este asunto en su libro El jardinero fiel, cuya adaptación a la gran pantalla consiguió un gran éxito de público y crítica. El caso es que un día después de lo publicado por El País, el portal de internet PRNoticias titula una de sus informaciones: Pfizer pelea por la verdad. Pero quienes esperen que dicha noticia informe sobre cual es la verdad del asunto, quienes esperen unas palabras de Pfizer que nieguen rotundamente los hechos denunciados por The Independent, recogidos por El País y conocidos desde hace años, que esperen sentados. PRNoticias se dedica a criticar al rotativo de Prisa… advirtiéndonos de la enorme generosidad de la multinacional farmacéutica: 

Una vez más El País lleva a su edición digital la polémica con la industria farmacéutica y arremete contra Pfizer con motivo de la expedición que la compañía mandó a Nigeria en 1996 cuando esta sufrió una epidemia de meningitis que acabó con la vida de 11.000 personas. La biomédica trasladó un grupo de médicos que atendió a 200 niños, salvando la vida a 189 de ellos.

(…) Pfizer trató de salvar la vida de 200 niños con un centro de operaciones, pero 11 de ellos murieron y uno de los investigadores que participó en la misión denunció que las pruebas realizadas por la compañía habían ‘violado normas éticas’

(…) siempre es más fácil ir contra el gigante y poderoso que se lucra con las desgracias ajenas, utiliza a los niños de ‘cobayas’, tiene dinero para ‘indemnizar’ o ‘evitar juicios’ y, además, goza de mala prensa».

Dos días después de su información, El País negaba a The Independent como Pedro a Jesucristo y la noticia de que la farmacéutica se ha comprometido a pagar a los afectados 55 millones de euros en concepto de indemnización tras llegar a un acuerdo extrajudicial que recogía el diario británico, fue sustituida por: Pfizer negocia con Nigeria un acuerdo extrajudicial por la muerte de 11 niños en ensayos clínicos.

PRNoticias volvería a la carga sobre el asunto para contarnos, ahora sí, una parte de una parte de una parte de la verdad, la más insustancial -desde el punto de vista humano, claro-:

La realidad es que Pfizer no tiene ningún acuerdo y que sigue en conversaciones para resolver algunas cuestiones todavía pendientes».

De todo esto saco algunas conclusiones. El diario de mayor tirada en castellano hace un refrito de una información de otro diario en vez de elaborar una propia sobre un tema de gran calado. Cuando le presionan, la compañía afectada y/o algunos de los medios de comunicación que esta financia con publicidad (PRNoticias tiene un portal específico de Salud con abundante poublicidad de los laboratorios farmacéuticos en el que recoge de manera habitual la línea editorial de los mismos, tanto reproduciendo sus notas de prensa como con su estilo informativo) matiza siguiendo los dictados de la farmacéutica. Esta «matización» contradice lo publicado por el rotativo británico, uno de los más prestigiosos.

También concluyo que el rifi rafe de PRNoticias con El País es sobre si Pfizer ha logrado evitar un juicio que haría más daño todavía a su imagen o no, si las negociaciones extrajudiciales han concluido o no y cuánto le ha costado a la farmacéutica. De los niños muertos, de sus familiares, de lo que supone experimentar un fármaco con niños aprovechando que sufren una epidemia nada de nada. De cómo durante los últimos años los grandes laboratorios están trasladando a países empobrecidos la realización de ensayos clínicos porque en ellos es más barato hacerlo, tienen menos trabas burocráticas y poblaciones en la miseria que «prestan su cuerpo a la ciencia» por algo de dinero, nada de nada. Sobre cómo se llega a acuerdos extrajuidiciales comprando con dinero a las víctimas o sus familiares cada vez que un fármaco produce muertes o graves daños en la salud de las personas (caso del plasma sanguíneo contaminado con sida y hepatitis, Talidomida, Vioxx, etc), nada de nada.

-Para los interesados, el libro Traficantes de salud contiene un capítulo dedicado en exclusiva a Pfizer titulado Pfizer. Pruebas con niños. Y otro denominado Humanos como cobayas (con perdón de éstas).