La relación entre la contaminación del planeta y de nuestros cuerpos

Me llegó hace ya algunas semanas un libro de Rosa Montserrat Ferré, Integradora social y terapeuta de Técnicas de Liberación Emocional (EFT), titulado Volver a la vida. Es un manual para enfermos con trastornos del movimiento, personas víctima de la esclerosis múltiple, del Parkinson, la apoplejía, el Alzheimer o la parálisis cerebral. cargado de optimismo, trata casi a partes iguales los aspectos físicos y psíquicos de estas dolencias e incide en que estos pacientes pueden conseguir grandes avances si ponen la suficiente fuerza de voluntad para trabajar consigo mismos. Aporta para ello diferentes terapias. Creo que lo que hace interesante el libro para el común de los mortales y lo que me llamó la atención es la importancia que cobra en sus páginas la desintoxicación de contaminantes químicos; la importancia de una correcta alimentación, limpia de tóxicos artificiales y equilibrada en lo que a los nutrientes se refiere.

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Algunas partes del libro inciden en algo que a mí me interesa mucho: numerosos beneficios que podíamos haber obtenido del supuesto progreso técnico-social han acabado produciendo graves daños en nuestra salud. Esta es una de las premisas de lo que se denomina medicina ambiental y, por cierto, uno de los hilos conductores de mi próximo libro. La obsesión por «salvar el sistema» a costa de destrozar la naturaleza está produciendo de manera paradójica no sólo la degeneración del planeta, también el aumento desproporcionado de las enfermedades degenerativas entre los habitantes humanos de la Tierra.

Al tiempo que me llegaba el libro Montserrat Ferré me enviaba algunos comentarios que creo interesantes dar a conocer. Los siguientes cinco párrafos son suyos:

Con frecuencia me llegan informaciones sobre las vacunas, sobre los virus, sobre la gripe porcina, sobre el papiloma, sobre los orígenes del Tamiflu y su padre americano, unas a favor de las vacunas, otras en contra, pero muy pocas ofrece una reflexión sobre su significado, sobre el trasfondo de las mismas. Las cadenas de televisión alemanas, país en el que resido, publicaban hace unos días a bombo y platillo que las aseguradoras médicas no querían hacerse cargo de los costes de la vacuna de la gripe porcina o A. En Alemania hace algunas semanas que empezaron las pruebas de la posible vacuna contra la gripe A en niños y adultos y las autoridades han informado de que cuando en otoño empiecen con las vacunaciones hay que contar con efectos secundarios como en todas las campañas.

¿Qué hay detrás de tanta insensatez? Los virus, las bacterias, los parásitos o los hongos, se desarrollan cuando hay residuos proteínicos (lácteos, carnes, pescados, soja sin fermentar) que no se han eliminado por vía natural y se han acumulado. ¿Por qué no se han eliminado? Sencillamente, la alimentación convencional no aporta los minerales necesarios ya que sólo se pueden obtener de los vegetales crudos, no se bebe lo que el cuerpo necesita ni se utiliza sal marina pura en lugar de las mixturas que se encuentran en los comercios.

Cada molécula residual (residuos proteínicos, aditivos químicos, metales pesados, restos de medicamentos, drogas, alcohol, tabaco o contaminación en general) necesita de una molécula de mineral para que, junto con el agua sobrante se expulsen por vía natural. La sal marina retiene la cantidad de agua necesaria, no más, además de aportar 80 nutrientes distintos imprescindibles para la vida.

Los minerales tienen muchas funciones, si hay carencia o desequilibrio la salud se resiente, las glándulas no pueden fabricar todas las hormonas necesarias, la membrana celular pierde su permeabilidad y el interior de la célula al no tener comunicación con el exterior se va secando/deshidratando. Es el origen de la deshidratación celular y la causa de la mayoría de enfermedades. Todas las patologías que cursan con dolores, con convulsiones, con parálisis, con inflamaciones, con rampas, con desequilibrio hormonal, con tumoraciones, con infecciones, tienen su punto de origen en la deshidratación celular.

El problema psíquico es lo que determinará la naturaleza de la enfermedad, según la forma de reaccionar la persona. Un problema psíquico o una situación de estrés no puede hacer ningún daño si la persona está correctamente alimentada y no tiene acumulaciones proteínicas en su interior».

Recuerda en su texto Montserrat que la curación es el milagro diario de nuestro organismo. Que para estar sanos necesitamos las fuerzas de curación propias que por naturaleza posee cada organismo vivo: «Si estamos sanos, para conservar la salud, si estamos enfermos, para recuperarla. Cuidemos a nuestro cuerpo y nuestro cuerpo nos cuidará».

Basura en la comida: El Gobierno español no prohibe los pesticidas neurotóxicos

En España se utilizan en la actualidad pesticidas de acción neurotóxica  (imidacloprid, acetamiprid, tiacloprid, nitempiran y otros como la clotianidina, spinosad y friponil) sin control. Son insecticidas que poseen efectos colaterales muy graves ya que además de ser potencialmente peligrosos para la salud atacan también a los insectos polinizadores, indispensables (¿qué ser vivo no lo es por el mero hecho de serlo?) para mantener la biodiversidad. Por ello estos tóxicos están relacionados con la desaparición de las abejas. De hecho, los correspondientes registros oficiales del Ministerio expresan textualmente su peligrosidad para abejas y artrópodos beneficiosos. Estos mismos productos químicos tóxicos fueron suspendidos cautelarmente en 2003 en Francia por ser especialmente perjudiciales para las abejas y han sido prohibidos en 2008 en Alemania, Eslovenia e Italia por ser los responsables de la muerte masiva de abejas y de otros polinizadores silvestres.

Así comienza un artículo que me ha mandado Xosé Manuel Durán, técnico de la Asociación Galega de Apicultura AGA. Durán lleva años investigando la contaminación del campo y de los alimentos con productos químicos tóxicos y la progresiva desaparición del medio rural de las abejas. Me parece un muy buen trabajo, digno de publicarse en estas páginas. Ya sabemos que somos omnívoros pero ¿qué no estamos llevando a la boca?: 

Sin embargo -continúa ya hasta el final del artículo nuestro invitado- en España, a pesar de que las distintas administraciones niegan o minimizan su uso, son recomendados encarecidamente, como veremos a continuación, por los técnicos de las administraciones públicas  y de las organizaciones agrarias profesionales y también por la industria químico-farmacéutica que fabrica dichos pesticidas. No obstante el lobby químico-farmacéutico tiene acceso directo e influye en al menos cuatro ministerios del Gobierno Zapatero. En Galicia, por ejemplo, estos neurotóxicos son utilizados de manera generalizada y principalmente en la semilla del maíz, contaminando la planta por dentro cuando ésta germina. Otra aplicación generalizada y que hace que el pesticida viaje largas distancias es la fumigación de eucaliptos contra una de las plagas de este árbol y cuyo uso fue difundido y promocionado por la Estación Fitopatolóxica de O Areeiro, dependiente de la Diputación de Pontevedra y publicado en una revista de Ministerio de Medio Ambiente y Medio Rural y Marino.

En Andalucía, Extremadura, Castilla-La Mancha, Castilla-León, País Vasco, La Rioja y Navarra, la mayor parte de la remolacha azucarera cosechada posee en su semilla pildorada varios insecticidas neurotóxicos entre los que está el imidacloprid, recomendado su uso por asociaciones profesionales del sector como la Asociación de Investigación para la Mejora del Cultivo de la Remolacha (AIMCRA) y que supusieron 85.516 hectáreas cultivadas sólo en 2006. Su uso está promovido por varios artículos técnicos publicados en la revista de Sanidad Vegetal del Ministerio de Medio Ambiente.


En cuanto a la plantación de olivos en Cataluña, País Vasco, La Rioja, Aragón, Madrid, Baleares, Castilla-León, Castilla-La Mancha, Extremadura, Murcia, Andalucía, C. Valenciana y Canarias, estos son fumigados por medios aéreos con imidacloprid y otros insecticidas diseminando el pesticida en grandes áreas. El uso de imidacloprid para estas fumigaciones es recomendado por los técnicos oficiales de la Junta de Extremadura, de la de Murcia y la Junta de Castilla-La Mancha, haciendo así publicidad gratuita a estos pesticidas. Incluso se llegan a publicar en la revista Sanidad Vegetal varios ensayos con imidacloprid y spinosad en Andalucia anunciando su buen resultadoy animando así a su consumo. La superficie destinada a olivar en España fue de 2.483.687 ha en 2006. Incluso los técnicos del Ayuntamiento de Málaga fumigaron con imidacloprid varios parques públicos de Málaga contra una plaga que afectaba a las palmeras. Existe también en el mercado un producto insecticida a base de imidacloprid para la semilla del arroz y también para su fumigación con medios aéreos.

Con estos datos no es de extrañar que aparezcan residuos de varios pesticidas entre los que está el imidacloprid en la aguas subterráneas de la vega media del Segura (Murcia) y en el que se expresa que el imidacloprid es uno de los insecticidas más usados según la Consejería de Agricultura, Agua y Medio Ambiente de la citada región. Un químico tóxico cuya presente en las hortalizas de Almería junto con un coctel de otros pesticidas y de cuyos análisis  el citado Ministerio tiene constancia, ya que participó en el estudio de las muestras a través del Centro Nacional de Alimentación. También está en las nectarinas y melocotones valencianos que resultaron contener imidacloprid, según un estudio realizado por la Facultad de Farmacia de la Universidad de Valencia, o las peras, patatas, fresas, naranjas y melones procedentes de la Comunidad Valencia y analizadas, según otro estudio de los mismos autores.


La presencia de un coctel de pesticidas en el ambiente y en la alimentación , aun en cantidades inferiores a sus límites máximos, es un tema que preocupa a varios grupos de investigación en Europa (ver Red de Excelencia Europea) ya que los efectos de la mezcla de distintos pesticidas pueden ser perjudiciales. Habría que aplicar el principio de precaución. La cantidad de pesticidas comercializados en España en 2007, según la Asociación Empresarial para la Protección de las Plantas (AEPLA), asociación que agrupa a las principales industrias químico-farmacéuticas del sector entra las que están Bayer, Basf, Syngenta y Monsanto, fue de 94.742 toneladas (575 millones de €). El negocio de los pesticidas movió ese año 788 millones de €. Es de esperar que tal cantidad de pesticidas contaminen las plantas y las aguas de las que se alimentan también las abejas. Y puesto que ellas son más sensibles que nosotros a este tipo de contaminación es de esperar que también desaparezcan antes que nosotros ya que no es posible tener abejas sanas en un medio ambiente enfermo.

Es más ilustrativo el comparar estas cantidades con el número de personas. Considerando la población española, el peso de pesticidas vertidos a la naturaleza equivale a dos kilogramos de pesticidas por persona. Pero en el caso andaluz equivaldría a 3,6 Kg por habitante de Andalucía, por ejemplo. Un último dato a tener en cuenta es la producción total de miel en España que en 2007 fue de 30.661 Tm que supusieron 77 millones de €. Si los comparamos con los 788 millones de € que supusieron los pesticidas queda claro quién mueve la economía. Quién paga el baile pone la música. En la cuenta de resultados de las grandes compañías químico-farmacéuticas los costes medioambientales y la salud humana son cero. Si realmente los técnicos de las administraciones públicas y de las organizaciones agrarias contabilizaran estos costes el negocio de los pesticidas ya no sería tan rentable.