Fruta amarga: la trastienda de la producción frutícola

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Hace algunos meses se publicó un libro muy valioso cuyo autor me consta que ha trabajado durante muchos años investigando para escribirlo. Se trata de El parque de las hamacas: El químico que golpeó a los pobres (Icaria Editorial, 2008). Lo ha escrito un activista social castellonense, Vicent Boix Bornay, que desde 2001 en que viajó por primera vez a Nicaragua ha seguido de cerca los efectos de los productos químicos utilizados para la producción de frutas en dicha región. Compañías multinacionales de las que se abastecen, por lo general, los comercios que nos rodean, llevan explotando y envenenando impunemente a los trabajadores de América Latina durante décadas. El testimonio de Vicent es muy valiente y comprometido y el estilo que gasta este joven es muy accesible al público, que podrá disfrutar letra a letra, por paradójico que parezca, del valor de la palaba solidaridad contenido en sus páginas. Las fotos que acompañan esta información son de Piet den Blanken. Tanto Piet como Vicent hacen un trabajo inconmensurable en favor de personas que no cuentan en el actual modelo económico, tratadas como bestias por las empresas hortofrutícolas. Estos compañeros dan voz a quienes nos recuerdan con sus existencias el amargo mordisco de la fruta podrida y todos ellos, activistas y protagonistas de la historia del libro, son la garantía superviviente de que vivimos en un mundo enfermo que se alimenta del sufrimiento ajeno con la naturalidad de una fruta regada con infinitos productos químicos tóxicos.

 

 

Quería comentaros brevemente la parte que más me ha gustado de este completo libro. Se titula Algunos interrogantes sobre la ciencia. Trata de cómo el conocimiento se privatiza y se convierte en «propiedad intelectual». Cómo numerosas corporaciones, de este modo, acaparan el control de la información que determina el funcionamiento de la vida. Vicent nos cuenta cómo mediante tres estrategias los grandes sectores económicos están acaparando el conocimiento científico y prostituyendo la ciencia enfocándola hacia el mercado y desviándola de su objetivo supremo: las personas, el avance humano. En esto coincido plenamente con el autor pues a través de mis libros he podido comprobarlo.

 

 

Cada vez más, el funcionamiento de la ciencia está subordinado al capital privado, escribe Boix. Ya en el año 2000, en Estados Unidos y Japón la inversión privada era dos terceras partes del total del I+D. En la Unión Europea, el 56%. Las multinacionales que más daño social y medioambiental causan controlan las universidades e instituciones investigadoras. En segundo lugar, existen claras conexiones entre los organismos públicos y los intereses privados. Como ocurre en España, por ejemplo, la industria biotecnológica controla buena parte del Comité Asesor del Reino Unido sobre Liberaciones al Medio Ambiente, como explica el autor de El parque de las hamacas, que abunda en ejemplos similares.

 

 

En tercer lugar, las presiones sobre los científicos independientes que están haciendo descubrimientos que favorecen a las personas y que a las compañías no les interesa que se conozcan están sufriendo fuertes presiones, de tinte mafioso en muchos casos. Hay profesores censurados por denunciar la contaminación genética que produce el máiz transgénico, por ejemplo en México, y cuando los científicos no apoyan los dictados de los gobiernos pro corporaciones como el de EE.UU. son perseguidos, ignorados o presionados para que cambien su actitud crítica y ética.

 

 

Una de las conclusiones que argumenta Vicent es que «el mercado determina si una aplicación tecnológica es o no apropiada, independientemente de su importancia y de sus consecuencias para la sociedad y el medio ambiente». Para Boix, expresión que comparto: Existe un claro vínculo entre el progreso, el desarrollo tecnocientífico y la crisis ecológica. No os perdáis este exhaustivo trabajo.

 

8 respuestas

  1. Aunque este hombre hable de otro país, aquí -como ya está generalizandose- también se prostituyen los «cientificos». No puedes abrir la boca porque se te echan encima como tiburones, y si, también hay acoso moral, ya que como institución -pues generalmente la investigación cientifica parte de las universidades, aprovechando a los becarios- esta reglada por normas rigidas, con lo cual de universal ya no le queda sino el nombre. Pero bueno, de todo lo malo sale algo bueno, a mi me ha servido para ver sus puntos flacos y como se les puede hacer ver su error, descubrirles su miedo, que es al fin al cabo de donde parte todo esto; si no no habría necesidad de prostituirse, ¿no crees?. Con mucha paciencia eso si… Intentaré hacerme con el libro., gracias. Saludos. cordiales.

  2. Magnífica reseña del libro, comparto cada una de las observaciones/resistencias del mismo. Lo que me resulta descorazonador es que, a pesar de las miserias que levanta la industra agrotecnológica, la gente en general se mantiene bastante impasiba, sobre todo porque los medios de comunicación (mass media) tampoco contribuyen a la denuncia de todos estos «efectos colaterales» ,salvo raras excepciones (por ejemplo, los documentales «30 minuts» i «60 minuts» de la televisión autonómica catalana).
    Aún así, estamos llegando a límites insoportables y, cada vez más, la gente intuye que no vamos por el buen camino. Aún así, la mayoría se encoge de hombros y clama al cielo que no se puede hacer nada contra el sistema. Lástima que no entiendan, aunque se lo expliques, que el consumo del dia a dia tiene hoy más importancia que el voto cada 4 años.

  3. Excelente investigacion; sera posible adquirir el libro aca en carcas venezuela o donde se puede conseguir.saludos

  4. Hola Rafael, soy Vicent, el autor de el libro. Quiero comentarte que hay un librero venezolano que se interesó en el libro aunque posiblemente tarde en conseguirlo. Una forma segura de obtenerlo es a través de esta librería en España. Con unos 25 – 26 euros podrían enviar el libro.

    http://www.amares.com/homeProductosFicha.aspx?idPro=1828883&menuType=BOOKS&id=42

    Saludos.

    Vicent

  5. PARA RAFAEL DE VENEZUELA
    Escribe un email a: icaria@icariaeditorial.com préguntándoles si lo puedes encontrar en Venezuela, o sino puedes pedirlo por correo también.
    Te contestarán, yo hace unos días pregunté por otro libro para comprar en México y me respondieron muy amablemente donde podía conseguirlo.
    Salud…

  6. Haideé, gracias por contarnos tu experiencia.

    Gracias Jordi por tus reflexiones. En efecto, la ciudadanía se da cuenta de que las cosas no van bien y de que alguien está sacando provecho de ello. Tenemos que organizarnos, crear redes y alternativas efectivas que muchas personas apreciarán. Si hay tanta gente inactiva es porque piensan que no hay alternativas a lo que vemos cotidianamente.

    Lo que comenta Mamen es cierto pero por desgracia el distribuidor que Icaria tiene en Venezuela no distribuye los libros de nuestra editorial y eso que no para de recibir pedidos de personas interesadas, por ejemplo, en mi Traficantes de salud.

  7. Me apunto a los que están dando difusión a esto. Hacedlo vosotros también, si lo creéis conveniente. Está en francés y en inglés, pero, creedme, con las imágenes queda claro.
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    Se va a proyectar en Francia la película: «Nuestros hijos nos acusarán».
    Es realmente estremecedora, con testimonios de afectados.

    Para que la proyección se realice en el mayor número de salas posible,
    necesitan que se entre en el link, de forma que se demuestre que hay
    un número importante de interesados en verla.
    Aunque no podáis ver el trailer completo, podéis optar por ver las primeras imágenes.
    El número de entradas en los próximos 3 días será decisivo.

    Ojalá pudiese llegar esta película a todos los países.

    http://www.nosenfantsnousaccuseront-lefilm.com/

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