Abogados que hacen lobby

El lobby farmacéutico, contábamos ayer, trata de cambiar las leyes que en este momento prohíben hacer publicidad convencional de los medicamentos. Para ello cuentan con la inestimable ayuda, entre muchas otras, de la Asociación Española de Derecho Sanitario, que ha organizado foros para discutir lo que denominan «derecho a la información», de los pacientes, claro. Esta es una manera sutil de hablar de publicidad directa al posible consumidor de fármacos que, por cierto, viene importada de Estados Unidos.
 
Edificio del Capitolio, sede del Senado de EE.UU., donde en el siglo XIX nació el fenómeno lobby
 
Plataformas como la citada organizan con regularidad foros para discutir sobre este derecho que, entienden, es el derecho de los laboratorios a utilizar cualquier medio -hacer publicidad de remedios farmacológicos como si de inocentes chupa chups se tratara- para conseguir el fin de la mayor cantidad de beneficio posible; salud pública mediante.
 
Por ejemplo, en 2006, esta asociación celebró su XIII Congreso Nacional de Derecho Sanitario en el Colegio Oficial de Médicos de Madrid (http://www.aeds.org/frames/frame2.htm). Dicha actividad fue patrocinada, al menos en parte, por laboratorios como AstraZeneca o Merck, Sharp and Dohme (MSD). En concreto, Merck tenía un Taller de Trabajo MSD bajo el títutlo: La información al paciente, ¿un derecho pleno?
 
Uno de los ponentes de dicho evento fue Xavier Badía, ejecutivo de la multinacional de marketing farmacéutico IMS Health. Badía desarrolló el trabajo Perspectiva socioeconómica de la información al paciente. La firma estadounidense International Marketing Services Health (IMS) vende a las compañías farmacéuticas, a precios elevadísimos, informaciones sobre qué recetan los médicos y con qué asiduidad. Esta información privilegiada es muy importante para el departamento comercial de cualquier laboratorio. Éstos pueden así dirigir a sus visitadores médicos directamente a los galenos que son más fáciles de seducir para que receten sus productos (generalmente mediante regalos y otros estipendios; en ocasiones se hace directamente con dinero a cambio de recetas). Informaciones como las que vende IMS Health sirven luego a los grandes laboratorios para rizar el rizo e intentar que los médicos receten ciertos medicamentos para dolencias para los que no están aprobados, con el consiguiente peligro que puede representar esta práctica para la salud de sus pacientes, precisamente.
 
Otro ponente de dicho Taller MSD fue Albert Jovell Fernández, presidente del Foro Español de Pacientes, que dictó la conferencia El nuevo modelo de paciente: La democratización de la información al paciente. Jovell fue entrevista recientemente por el diario español Público. La entrevistadora le recordó que su asociación está financiada en parte por los laboratorios. Él respondió: «Nuestra financiación es, sobre todo, pública. También nos apoya la Generalitat de Catalunya. El resto está muy repartido entre muchos laboratorios y fundaciones y nunca hemos influido en promover ningún tipo de intervención» (http://www.publico.es/ciencias/020478/deberia/centros/salud/abiertos/24/horas/dia)
En EE.UU. los anuncios publicitarios han creado grandes presiones a los médicos ya que los pacientes llegan a la consulta exigiéndolos, narra un profesional sanitario desde aquel país. El gasto en publicidad es enorme lo cual encarece el precio de los medicamentos. «Ya no es sólo la industria farmacéutica la que presiona sino también el sector publicitario que es fortísimo. Las cadenas de televisión también se benefician de la publicidad».
 
En suma, existen muchos intereses en juego para conseguir publicitar los fármacos de receta al ciudadano y este tiene todas las de perder si estos lobbies lo consiguen.
 

Existen lobbies de abogados que presionan para que pueda hacerse publicidad de los fármacos que necesitan receta

Peligrosos niños meones

¿Serán meones los niños? Criaturas. ¿Serán peligrosos algunos medicamentos para «curar» a los niños meones? La Agencia de Medicamentos de Estados Unidos, la Food and Drugs Administration (FDA), ha publicado una nota informativa sobre los cambios que ha exigido en los fármacos con el principio activo desmopresina. Éste es consumido desde hace muchos años por niños y niñas que tienen problemas de continencia urinaria. Infantes que se mean en la cama, vaya.
 
El desequilibrio en los niveles de sodio provocados por la desmopresina ha matado al menos a dos personas, desconocemos si eran niños, sus mayores consumidores
 
El problema que tras tantos años de uso se ha comprobado que genera este fármaco, es que participa en el desequilibrio de los niveles de sodio en el cuerpo. Este elemento es muy importante para, por ejemplo, la transmisión neuronal. De ahí que precisamente lo que la FDA ha indicado que provoca son convulsiones. Esta institución, la más importante del mundo en el control de la eficacia y seguridad de los preparados farmacológicos ha documentado al menos dos muertes, aunque no matiza si eran niños.
 
Esta Agencia ha detectado 61 casos de convulsiones relacionados desmopresina. En 36 de ellos se asociaron con la administración intranasal del medicamento. En 25 ocasiones los consumidores fueron niños.
 
Más info:
 
Como explica uno de los farmacéuticos más críticos de nuestro país: «Este es un fármaco cada vez más en desuso. Se utiliza principalmente en pediatría para la enuresis nocturna (los niños que se hacen pipí de noche). En lenguaje llano, lo que ha ocurrido con este principio activo es consecuencia del proceso evolutivo en la comercialización de cualquier fármaco: se pone en el mercado; se detectan efectos desconocidos derivados de su uso y que son de declaración obligatoria por cualquier profesional –médicos, farmacéuticos, laboratorios, etc-. Y eso produce un efecto final: modificación de las indicaciones, del prospecto, de la ficha técnica, su retirada del mercado, cambio de la dosificación o de sus interacciones con otros medicamentos”.
 
Es decir, lo normal en la vida de un medicamento, por eso se insiste tanto en las bondades de los genéricos: llevan más de diez años en el mercado y por tanto se conoce casi todo de ellos. El precio mucho más barato. Y además, es importante es lenguaje pues al poseer una Denominación Común Internacional (DCI) están al alcance de la mayor parte del público.