Edificación ¿saludable?

Cristina Narbona, ministra de Medio Ambiente, ha declarado que una de las medidas más importantes que ha tomado su gabinete en este legislatura es la aprobación del denominado Código Técnico de Edificación (CTE). Este es un conjunto de normas para tratar de que en adelante los edificios de nueva construcción se ajusten a parámetros de ahorro y eficiencia energética, sobre todo, pero también que sean más sanos y ecológicos.
 
Hace unos meses entrevisté a Narbona en su despacho y tuve la impresión de que me encontraba quizá ante la única ministra de Medio Ambiente que en el gobierno ha sido -otras personas ocuparon su cargo pero no ejercieron como tales-. Por eso apunto una negligencia que incluye ese código: Pese a que existen materiales y técnicas constructivas que respetan la salud pública y el medio ambiente, el CTE expone como impermeabilizantes el policloruro de vinilo (PVC) o el etileno propileno dieno (EPDM).
 
El PVC, según muchos científicos, presenta incuestionables efectos cancerígenos y ofrece una gran persistencia. También son contaminantes los EPDM pues para su producción se utilizan como solventes naftas o gas natural, según explica el químico Juan Alsina Vilamala.
 
Ejemplo de edificación saludable en el barrio de BedZED (Beddington Zero Energy Development) (Reino Unido)
 
Estos aditivos, gases y compuestos orgánicos volátiles presentan una gran contaminación ambiental en su fabricación, manipulación y posterior permanencia en la edificación. Su uso en la vivienda resulta peligroso pues con el transcurso de los años los productos químicos que los forman se desprenden y pueden causar numerosas dolencias: mareos, daño permanente en el hígado, reacciones del sistema inmunitario, alteración en el sistema nervioso o cáncer de hígado, como vienen denunciando desde hace años grupos ecologistas o revistas de salud y concluye Alsina.
 
Existen alternativas a estos productos, como los compuestos de base acuosa, exentos de toxicidad y más económicos. Y es que mientras las empresas sensibilizadas con su impacto ambiental invierten recursos económicos en Investigación más Desarrollo (I+D) para trabajar con la naturaleza y no contra ella, otras disfrutan de un marco legal lleno de concesiones que les permite contaminar.

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